El Mundial de la sorpresas ha confirmado el crecimiento exponencial de dos selecciones que venían apuntando maneras desde la Eurocopa y a las que su tropiezo en Francia les permitió dar el salto de madurez necesario para encontrarse dos años después a dos partidos de proclamarse campeones del mundo.
La presión a estas alturas es voraz, pero la ilusión que han despertado Croacia e Inglaterra entre sus fieles es casi inaudita para esta generación. En el caso inglés, hay que retrasarse hasta 1990 para encontrar algo igual. El equipo de un sobresaliente Gascoigne peleaba por volver a pisar una final 24 años después del único título internacional que ha conquistado el fútbol inglés, el Mundial de 1966.
Del 90 al 98, dos citas inolvidables
Ante Alemania, la futura campeona, hicieron todo para ganar, pero acabaron cayendo en una tanda de penaltis nefasta. Gascoigne o Lineker lideraban a una de las mejores generaciones del fútbol inglés, pero el infortunio y la sobriedad alemana acabaron con sus aspiraciones en semifinales.
Los errores de Gascoigne en aquella semifinal acabaron lastrando en lo personal y en lo profesional al díscolo futbolista, que ha bordeado la muerte en varias ocasiones por culpa de sus adicciones. Ahora, el héroe de aquel Mundial del 90 parece haber encontrado a unos sucesores dignos de hacer olvidar aquella semifinal y plantarse por fin en la segunda final de la historia para Inglaterra. Al menos, es lo que se han propuesto Southgate, Kane y su banda.
En el caso balcánico, el hito es algo más reciente. Los Suker, Boban y compañía sólo hincaron la rodilla ante Francia en el Mundial 98, a la postre campeona. Lograron alcanzar la tercera posición, firmando la mejor actuación de la corta historia del fútbol croata.
Ahora, Modric y Rakitic han engrasado un equipo que tiene de todo para poder proclamarse campeones del mundo. Problemas externos aparte, esta Croacia ha confirmado en Rusia lo que venía apuntando en los últimos años, que dispone de una generación dorada de futbolistas con los que se ha plantado entre las cuatro mejores selecciones del mundo.
Croacia e Inglaterra tienen en su mano el billete para una final histórica en cualquiera de los dos escenarios. Para Inglaterra sería la segunda de su historia, la primera en los últimos 50 años. Para los croatas, sería algo sin precedentes y la confirmación de que su fútbol ha llegado definitivamente para quedarse. Gascoigne y Suker ya tienen herederos, sólo falta ver cuál de los dos se gana el derecho a superarles.