Parece que el Granada llevase toda la vida compitiendo en Europa, pero no es así. Es su temporada debut, y lo está haciendo a las mil maravillas. Al Molde, pese a la infinidad de bajas que arrastran el club 'nazarí', le planteó un partido que ha sido perfecto en su desenlace.
No hace falta jugar bien, ni siquiera brillar, cuando tienes paciencia y la pizca de suerte que necesitan los ganadores. El Granada ha hecho su partido y le ha salido redonda la jugada.
Salió el Granada a intimidar a su rival. La teoría decía que los de Diego Martínez eran mejores que sus rivales, y que debían llevar la voz cantante. Y cumplió con lo prometido en los compases iniciales.
Kenedy fue un completo incordio para la zaga noruega, pero le faltó acierto. Aguantó el Molde el chaparrón inicial, y poco a poco fueron equilibrándose las fuerzas. Al cuarto de hora de partido este tenía otra pinta.
La igualdad imperó a partir de entonces, pero parecía que el Molde empezaba a llevar la iniciativa del juego. El objetivo del Granada entonces pasó a ser no encajar. El 0-0 en el Nuevo Los Cármenes no era, visto lo visto, para nada un mal resultado.
¿Y por qué decimos esto? Basta con echar un vistazo al banquillo local. Diego Martínez solo citó a cuatro jugadores de campo, y solo uno de ellos, Vallejo, tenía ficha del primer equipo. Desolador.
Las lesiones y sanciones dejaron al Granada bajo mínimos para este encuentro, por eso su planteamiento fue tan conservador. Rácano incluso. Pero también inteligente, y en el fútbol no siempre ganan los valientes.
El paso atrás del Granada tuvo una inesperada recompensa cuando, en el 26', un error de la zaga del Molde habilitó a Jorge Molina quien hizo el 1-0 en el mano a mano con Linde, un portero que demostró ser sensacional por alto, pero bastante flojo por bajo.
Aquello dejó conmocionado al Molde, pero no tardaron los noruegos en redoblar esfuerzos en ataque. Y, como resultado, arrinconaron en su área al rival. Se dispuso el Granada a aguantar un bombardeo, y así hizo.
Los minutos pasaban muy lentos, sobre todo para los 'nazaríes', pero el descanso finalmente llegó, y con él, 15 minutos de respiro que sin duda supieron a gloria a los de Diego Martínez.
La segunda parte arrancó en los mismos términos que lo hiciera el primer periodo, pero en esta ocasión le duró menos el ímpetu al Granada. Al contrario, el Molde se empezó a acercar con más peligro si cabe a la meta de Rui Silva.
Pero entonces la fortuna volvió a hacer acto de aparición. Malogró Puertas una clarísima ocasión de gol, en una jugada que se inició con una dura entrada sobre Eteki por parte de Ellingsen.
Entrada que le costó la amarilla. Y entrada a la que siguió otra, solo tres minutos más tarde, a Puertas, en la otra banda, y por la que vio la segunda. En el 71' al Molde se le derrumbó el proyecto y se quedó con diez.
El Granada respiró aliviado. Diego Martínez ahora debía decidir qué hacer: seguir a la defensiva y hacer que su rival siguiera erosionándose, más aún al estar en inferioridad, o pasar al ataque y buscar el segundo, con los riesgos que ello conlleva.
Optó por lo segundo, y Soldado asumió la responsabilidad de llevar el peso en ataque. Lo intentó dos veces, y a la tercera volea que enganchó, batió a Linde, de nuevo por bajo.
Y ahí sí que sí, el partido murió. El Molde asumió que era mejor perder 2-0 que por más goles, y cedió el balón a su rival, que tampoco estaba por la labor de arriesgarse a conceder nada.
Al contrario, el Granada movía el balón, sin prisa pero sin pausa, buscando un hueco, un despiste, un error, que le permitiera ampliar más su ventaja. La volvió a tener Kenedy, a centro de Foulquier, en el 84', pero Linde demostró que por alto, nada de nada.
Los cambios del Molde, en la recta final, dieron un ímpetu renovado a los noruegos, pero el Granada no llegó a inquietarse apenas. Aguantó las tímidas acometidas y quemó los segundos que restaban hasta el pitido final.
Irá a Budapest, donde se jugará la vuelta por esto de la pandemia, con una buena ventaja, cimentada sobre todo en el hecho de no haber encajado en casa. Y lo hará habiendo recuperado a los sancionados, y quizá también a alguno de los lesionados que tiene.