Su ritmo competitivo era imparable. Atlético Nacional sólo tenía en mente proclamarse bicampeón de Sudamérica, logrando en el mismo año la Libertadores y la Sudamericana.
Pero la tragedia de su rival, el Chapecoense brasileño, frustró ese sueño. El equipo logró remontar el 2-1 que DIM les marcó en la ida de los cuartos del play off por el título del Clausura, pero hasta ahí duró la concentración.
La ida de semifinales no fue buena y la vuelta, con el equipo titular en Japón, fue peor. Sin posibilidades de ser campeones de Colombia, Atlético Nacional parecía no tener ilusión por seguir jugando.
Pero el mazazo de Chapecoense también afectó en lo anímico, no cabe duda. La tragedia afectó al rival, pero los jugadores de Atlético Nacional lo sintieron como propio. Basta ver el desfile de rostros compungidos que pobló su estadio durante el homenaje a las víctimas al día siguiente.
Y seguro que sus cabezas no pararon de darle vueltas al accidente durante el largo viaje a Japón.
Todo esto acabó con la concentración y la mentalidad ganadora del mejor equipo de Sudamérica en 2016. Era un claro candidato a ganar el Mundial de Clubes y los especialistas veían capaz al 'verdolaga' de vencer al Real Madrid.
Lo dijo su presidente tras el accidente, y resultó ser verdad: lo deportivo pasa ahora a un segundo plano. 2016 ha terminado como nadie esperaba en Atlético Nacional, cuesta abajo y sin más títulos. Sólo queda reponerse, mirar al frente y volver a jugar para ganar.