No hay que remontarse muy lejos para traer a la memoria el último título liguero en Francia con el que no logró alzarse el equipo parisino. Fue en la 2016-17, cuando el Mónaco le sacó hasta ocho puntos de distancia.
En Champions League también dio un rendimiento fantástico, alcanzando las 'semis' y cayendo eliminados nada más y nada menos que por la Juventus. Eran mejores tiempos, otro equipo, una filosofía.
Había un estilo sobre el terreno de juego, de la mano de Leonardo Jardim, el mismo que fue despedido hace tres meses pero que el Mónaco ha hecho regresar para tratar de certificar la salvación. Un caos.
Pero era un equipo totalmente distinto. Mbappé, Bernardo Silva, Mendy, Bakayoko, Lemar, Fabinho... Jugadores de mucho peso en un vestuario y lo están demostrando en sus respectivos clubes, algunos más que otros.
La realidad es que el Mónaco no ha sabido invertir los 560 millones de euros que recibió por todos aquellos 'cracks', llegando a cambiar de dinámica y fichando a jugadores más consagrados, como Cesc Fàbregas, en lugar de promesas.
Un giro rotundo de 180 grados con el único gozo actual de la permanencia en la Ligue 1, donde la diferencia a estas alturas de la temporada con el Paris Saint-Germain es de 38 puntos. Lo que se llama una mala transición, ni más ni menos.