La UD Logroñés sube a Segunda por primera vez en su historia

La tensión de un 'play off' inusual se notó en La Rosaleda. El COVID-19 ha hecho que el ascenso a Segunda División esta temporada se juegue en terreno neutral, sin público y a partido único.

Tras los noventa minutos reglamentarios el partido se marchó a la prórroga. Más tensión, más nervios. Cada fallo contaba y al final el que menos los tuvo fue la UD Logroñés.

Los dos equipos saltaron al terreno de juego con mucho respeto, pero el tanto cayó del lado 'orellut' justo cuando se cumplió el primer cuarto de hora de juego.

Lapeña se elevó en el segundo palo tras un saque de esquina y mandó un soberbio cabezazo al fondo de la red. El tanto espoleó a los riojanos, que buscaron con más intensidad el arco rival.

Poco a poco el Castellón se fue metiendo en su propio campo y dejó al Logroñés el balón. Sin embargo, el cuadro que actuaba como visitante fue incapaz de encontrar el hueco con facilidad para conseguir el empate.

Los minutos iban pasando y los castellonenses se veían muy cerca de acabar con 10 años lejos del fútbol profesional. Incluso tuvo un par de ocasiones al contragolpe para sentenciar, pero el punto de mira estuvo desviado.

Cuando al partido solo le quedaban diez minutos para el final llegó la acción polémica del choque. Un chut potente de Rubén Martínez golpeó en el travesaño y parece que botó dentro de la portería. Sin VAR, prevaleció la decisión del colegiado. El gol fantasma del Logroñés no subió.

Sin embargo, dos minutos más tarde ingresó en el campo el hombre que dio lo mejor y lo peor para el Logroñés en el último tramos. Siddiki ingresó en el minuto 82 y en el 83 provocó un penalti que se encargó de transformar Andy. 

Luego llegó la parte negativa del delantero marroquí. En el minuto vio la primera tarjeta amarilla y en el 89, la segunda. Siddiki dejó al Logroñés con uno menos, pero por suerte para los riojanos el partido se fue a la prórroga.

Durante el tiempo extra llegó a verse buenos tramos de la UD Logroñés, que pareció no acusar la inferioridad numérica. Ambos equipos pudieron decantar la balanza a su favor, pero ninguno lo hizo.

Al final, desde la tanda de penaltis, fue la UD Logroñés el que se mostró más fiable, sobre todo gracias a las paradas de su portero Rubén Miño, que detuvo los dos últimos lanzamientos. La UD Logroñés, renombrado así en 2009, consiguió su objetivo de llegar al fútbol profesional en solo once temporadas.