Fue en el Olympique de Lyon donde Bastos descolló totalmente. Lo hizo después de tres cursos fantásticos en el Lille de Hazard, que asombró Francia al son de los títulos. En su última temporada allí, el carrilero se fue hasta los 16 goles y 13 asistencias.
De zurda implacable, Bastos se convirtió en un especialista en el balón parado y desde la larga distancia. No notó su salto al Olympique de Lyon y en su año de estreno, el zurdo sumó de nuevo 16 tantos.
Su rendimiento fue decayendo al ritmo que los años pasaron, algo lógico en cualquier futbolista. Se marchó a Alemania, donde no cuajó, y con los 30 recién cumplidos inició un periplo por el Al Ain que resultó infructuoso.
La élite le llamaba y tuvo tiempo de pasar por la Roma antes de regresar a su Brasil natal. Sao Paulo y Palmeiras se unieron a su currículum, hasta que en mitad de la 2017-18 se unió al barco de Sport Recife.
Allí su protagonismo ha disminuido. Las piernas pesan más que nunca y apenas 12 partidos alumbran su recorrido. El club, actualmente en descenso, se agarra a su exquisita pierna zurda para salir del pozo.