¿Puede un solo jugador destrozar una defensa? Sí. ¿Quién es capaz de hacerlo en el Sporting? Djuka. El delantero fue la clave de la victoria contra el Girona en casa. Los catalanes pudieron marcar en la primera mitad, cuando estuvieron con uno más, pero sus rivales se defendieron a la perfección.
En cierto modo, los dos goles del serbio hicieron justicia al buen hacer de los suyos cuando había igualdad numérica. En el tramo inicial, le brindaron en bandeja de plata el protagonismo a Bernardo, que se dedicaba a despejar todo centro peligroso. Solo la expulsión de Gaspar por una entrada con los tacos por delante rompió esta tónica.
Y entonces sí que cambiaron las tornas. Los de Juanfran hicieron una apuesta clara por el toque, la posesión y la calma. Volcaban la mayoría de sus ataques por la derecha, buscándole las cosquillas a un Pablo García que, lejos de ponerse nervioso, fue un muro.
En cuanto se dieron cuenta sus rivales, dejaron tanta delicadez por un poco más de pólvora y su pesadilla fue Mariño. El meta sacaba todo tiro desde lejos que le llegaba. Monchu probaba con fuerza; Samu Sáiz, con suavidad; Gumbau, como podía, y Pablo Moreno no terminaba de hacer olvidar a Stuani.
No fueron capaces de traducir tanta intentona en gol y, para colmo, se quedaron sin Franquesa, que estuvo muy mal y fue expulsado, como Gaspar, por una muy dura entrada. La roja directa que le mostró el colegiado dio el pistoletazo de salida al resurgir del Sporting y el recital de Djuka.
El serbio contrastó con el Girona a los cuatro minutos de comenzar la segunda mitad: marcó a la primera prácticamente. Le robó la cartera a la defensa, que protagonizó un bajón respecto a su correcta primera mitad, levantó la cabeza y, desde su casa, batió a Muric con un misil tierra-aire que se coló en la portería tras estamparse con el larguero.
Su impresionante gol le vino de perlas al ataque de David Gallego, en el que Manu García ponía una chispa que no terminaba de prender. Estuvo al quite Pedro Díaz, que, ante unos albivermellos que ya tenían una rodilla hincada, dibujó un pase precioso para dejar solo a Djuka, que no falló en el mano a mano y puso el 2-0.
Ya con esta ventaja de seguridad en el luminoso, los atacantes sportinguistas le pasaron el testigo a sus colegas en defensa. Babin llevaba todo el partido excelso y así siguió; Pablo García, más de lo mismo; Borja López, muy serio, y Bogdan hasta se atrevió con algún tiro. Entre los cuatro, hicieron de antiaéreo y refrendaron el triunfo gijonés.