No queda nada del Milan que conquistó dos veces Europa en la pasada década. El equipo 'rossonero' es, con toda seguridad, el histórico europeo que peor momento atraviesa en el panorama futbolístico. Hace 11 años conquistó su última Champions y desde entonces, el camino se hizo cuesta arriba.
Hasta los más grandes pasan por momentos complicados. El fútbol es cíclico y los afluentes siempre llegan al río, pero esta vez están tardando más de la cuenta. Si bien es cierto que una reconstrucción nunca es fácil, ni mucho menos rápida, la situación 'rossonera' es más que preocupante.
Y lo es porque tras cada atisbo de resurrección, llega un mazazo. Cada vez que se apoya en una pierna para levantarse, se resbala con la otra. No hay una base fija en la que comenzar a construir y eso hace que, pese a los cientos de millones gastados en los últimos años, el Milan siga estando a la cola de los más grandes.
A 17 puntos de la Juventus en Serie A y recientemente eliminado de la Europa League de manera humillante, ha ido desvaneciéndose la esperanza de un club que celebró como nadie haber entrado a la Europa League en el pasado curso, regresando a Europa tras cuatro temporadas quedando fuera de puestos continentales.
Su vuelta a Europa fue accidentada. Tuvo problemas e incluso se determinó en los despachos que el equipo podía competir continentalmente. Comenzó la fase de grupos con dos victorias (ante Olympiacos y Dudelange), haciendo soñar a los aficionados, que esperaban un buen papel en el regreso continental del segundo equipo con más Copas de Europa de la historia, pero que encontraron a un club que se desinfló de manera estrepitosa con el paso de las jornadas.
Los Bakayoko, Kessié, Higuaín, Cutrone y compañía no estuvieron a la altura de lo esperado. El Milan sigue siendo las ruinas del imperio que construyeron Pirlo, Inzaghi, Maldini, Nesta, Seedorf y compañía. Al ave fénix le falta prender.