En Europa es la Liga Bielorrusa y en Oceanía la Liga Australiana. La A-League es hasta el momento una de las competiciones que no ha colgado el cartel de cierre por pandemia y se sigue disputando bajo una serie de extrañas premisas.
Para empezar, los equipos juegan a puerta cerrada a petición de la Federación del país. El objetivo es acabar las jornadas que quedan -seis- y llegar a un 'play off' que decida el título en abril.
Aunque los contagios en el país van creciendo de manera firme, el fútbol aún no se ha detenido. Las medidas para que pueda seguir en activo son un tanto extrañas.
Para empezar, tanto el Melbourne Victory como el Wellington Phoenix llevan unos días en cuarentena. El segundo es el único equipo extranjero de la Liga (es de Nueva Zelanda) y como el primero fue a jugar contra él antes de que las cosas empeoraran, ambos tuvieron que ponerse en cuarentena al regresar.
El Wellington Phoenix ya no regresará a Nueva Zelanda. Se instaló en Sidney y acabará la temporada allí, primero disputando los dos encuentros que ya se le han aplazado mientras está durando la cuarentena.
El Perth Glory, un equipo que está en la otra punta del país, aceptó jugar tres jornadas seguidas en Sidney para evitar desplazamientos innecesarios que pusieran en riesgo al equipo y a otras personas.
Finalmente, el Melbourne City está viajando sin su técnico, el galo de 64 años Erick Mombaert, por estar en uno de los grupos de riesgo. Otro afectado es el mexicano Uli Dávila, leyenda del Córdoba, que aún no ha podido conocer a su hijo recién nacido y solo lo ha visto por móvil, apunta 'Sport'.