Una de esas acciones que no deben ser perdonadas por los árbitros. Cuando corría el minuto 34' en el marcador con el 1-0 favorable para Cuiabá, uno de los jugadores de Botafogo perdió los nervios y lo pagó con un rival.
Guilherme recibió en el costado izquierdo y, después de gambetear, le tiró un gran caño a su adversario, Luis Henrique, que no se tomó nada bien el regate del que fue víctima.
De forma inmediata, el futbolista de Botafogo se giró y le propinó una bestial patada a su rival, al que levantó incluso varios palmos del suelo. Recibió la tarjeta roja instantáneamente por parte del colegiado del encuentro.
5 de enero de 2019