En el Reino de León tuvo lugar la clásica insurrección de los modestos. Un Segunda B plantó cara al vigente campeón del torneo, y por momentos los anfitriones soñaron con ir al Camp Nou con un ilusionante empate a cero, o incluso con ventaja.
La táctica de la Cultural quedó meridianamente clara desde el primer minuto, defender, con dureza si fuera necesario, y salir a la contra. Buscar la velocidad y el atrevimiento de sus extremos siempre que fuera posible.
Ése fue el encuentro que le planteó Víctor Cea a Ernesto Valverde, y la jugada no le salió mal. Porque aunque el Barça monopolizó el balón, no pocas ocasiones tuvieron la firma de la Cultural.
Con unas líneas tan cerradas, a los azulgrana se les atragantó pronto el partido. Los huecos no aparecían, y tocaba recurrir a los balones colgados al área, una suerte que no funcionó.
En el minuto 12, primer aviso para el Barcelona, primera intervención de mérito de Cillessen, tras un fallo incomprensible de Semedo. Zelu, quién si no, buscó el palo largo con un disparo con rosca, pero el holandés metió la manopla y mandó el balón a córner.
No se encontraba cómodo el Barcelona. Primero, porque no encontraba el modo de abrir la defensa culturalista por mucho que moviesen el balón de banda a banda. Y segundo, porque la Cultural aplicó desde el primer minuto un juego duro que contó en demasiadas ocasiones con la complicidad de un permisivo Melero López, lo que desquició a Valverde.
A la media hora de partido, la peor noticia posible para el Barcelona. Sergi Samper, quien reaparecía tras nueve meses fuera de los terrenos de juego, volvía a lesionarse. Su cara lo decía todo, y aunque parecía algo muscular, fue suficiente para hacerle salir del campo.
Entró Carles Aleñá y el Barça se encontró en una situación inesperada: estaba jugando al límite de la alineación indebida. Cualquier cambio de un jugador del primer equipo debía ser por otro. No había problema con los jugadores de campo, pero sí bajo palos.
Por fortuna para el Barcelona, no hubo que recurrir a malabares con los cambios, y cuando en el segundo tiempo entró Lenglet por Cuenca, la amenaza de un nuevo 'caso Cheryshev' desapareció.
No hubo modo de que el marcador se moviese en el primer tiempo, y el segundo comenzó siguiendo un guión completamente similar. Con el Barça tocando y con la Cultural contragolpeando.
Los minutos empezaron a pasar factura a los leoneses, y sus tres cambios fueron por lesión. Vicente Romero, Zelu y Saúl, los tres pidieron el cambio tras sufrir problemas musculares por el esfuerzo realizado.
Era normal que terminase pasando factura a los jugadores culturalistas. Estaban rindiendo al 110%, anulando por completo a un Barça lleno de estrellas, aunque sean suplentes.
Hizo méritos la Cultural para llevarse el premio gordo en esta ida de la Copa del Rey, pero Jasper Cillessen demostró a Valverde que es un portero de garantías donde los haya. Firmó tres paradas de mérito mediado el segundo tiempo que bien podían haberle costado un disgusto serio al Barcelona.
Un Barcelona que se siguió estrellando una y otra vez en la muralla que Cea levantó delante de Palatsi. La Cultural, en el último tercio de partido, renunció prácticamente al ataque, y se centró en defender.
Se cargó de amarillas, porque cuando fallan las fuerzas toca hacer faltas, y en una de esas, el mazazo. El gol de Lenglet, un gol que vino precedido de una falta muy criticada, polémicamente señalada por Melero López.
Cometió falta Iván González, pero el juego siguió. Aridane entonces hizo falta a Arthur, y éste, pese a estar desestabilizado, continuó. Optó por pasar a banda, y ahí interceptaron el balón. Melero López paró el juego y anuló la ley de la ventaja.
Iván vio la amarilla y los jugadores de la Cultural protestaron, porque fue Arthur quien perdió el balón por su propia falta de buen juicio. No importó a Melero López, la decisión había sido tomada.
Dembélé se dispuso a botar la falta. El Reino de León esperaba que fuera como tantas otras de que dispuso el francés, malos disparos o peores centros, pero no.
Fue tocadita a la cabeza de un Lenglet que entraba solo en el segundo palo a rematar de cabeza a la cepa del poste, inalcanzable para un Palatsi que casi obró el milagro de sacar ese balón al tocarlo con la yema de los dedos.
Pero no lo hizo, y el Barcelona anotó el único gol del encuentro. El único, porque en el quinto minuto del añadido Denis Suárez tuvo la sentencia de la eliminatoria en una contra, pero su disparo fue excesivamente cruzado.
Al final, un 0-1 que sabe sorprendentemente bien para ser tan corto a un Barcelona que por momentos pasó muchísimos más apuros de los esperados, y al que una Cultural, que terminó con 10 por la expulsión por doble amarilla por protestar de Sergio Marcos, puso en serios apuros en más de una ocasión.