Sion y Liverpool se jugaban la primera plaza, pero los suizos tenían la presión extra de que una derrota podía mandarles a casa. El empate favorecía a ambos, y se notó. Un encuentro sin apenas tiros a puerta dice mucho de la calidad del partido.
El Liverpool apenas notó la vuelta de Coutinho (disputó media hora), y aunque hubo hasta seis cambios con respecto al bochorno de Newcastle, en cuestión de nombres el once parecía perfectamente titular.
Los dos equipos tuvieron sus ocasiones, pocas, todo sea dicho, y no cosecharon éxito de ninguna de ellas. El pacto de no agresión era cada vez más evidente, sobre todo cuando empezaron a llegar noticias desde Burdeos.
Cuando se consumó el empate entre Girondins y Rubin Kazan, el Sion respiró, y cuando llegaron noticias de la remontada, quedó claro que se había enterrado definitivamente el hacha de guerra. El Rubin tenía que marcar dos goles, algo que se antojaba complicado. Y así fue: sólo marcaron uno.
Liverpool y Sion pasan a los dieciseisavos primero y segundo, respectivamente.