El Real Madrid, visto lo visto en Pamplona, está obligado a rotar para sacar adelante el tsunami de partidos que se le viene encima en este poco más de mes y medio que queda hasta marzo.
Tienen los blancos garantizados diez encuentros. Siete serán de Liga, de los cuales tres serán a domicilio (en Vitoria, Huesca y Valladolid).
También jugará al menos un partido de la Supercopa de España (este jueves, 14 de enero, ante el Athletic Club), uno de la Copa del Rey (el 20, en Alcoy ante el Alcoyano), y otro de la Champions (la ida de los octavos, ante el Atalanta en Italia).
Pero podrían ser un máximo de 14, de seguir adelante en la Supercopa y la Copa, claro está. La final de la renovada Supercopa se disputará el 17, y de ganar al Alcoyano tres días más tarde disputará los octavos de Copa, también a partido único.
Los octavos de Copa están programados entre el 26 y el 28 de enero, y de seguir adelante, en febrero le esperan los cuartos, de nuevo a cara o cruz (entre el 2 y el 4 de febrero).
La Copa no termina ahí, claro está. Sus semifinales ya se jugarán a ida y vuelta, y están previstas para el 10 de febrero y el 3 de marzo.
Por tanto, contando solo lo que resta de enero y todo febrero, el Madrid aspira a jugar 14 encuentros, que serían 16 si incluímos la vuelta de semifinales, a la cual seguirá nada menos que el derbi en el Metropolitano.
¿Y qué implica todo esto? Ante Osasuna se vio a un equipo atenazado, por el frío y el agotamiento. Los titulares de Zidane están al límite, y el galo tendrá que rotar para evitar una debacle.
Cruzan los dedos los 'merengues' para que la 'unidad B' del Real Madrid vuelva a ser la de tiempos pretéritos, aunque ahora mismo las expectativas son bajas. Porque los que no juegan, por lo general, es porque no han rendido al nivel esperado.
El objetivo de Zidane debe ser, por tanto, recuperar para la causa a aquellos que le han decepcionado, pues las rotaciones se antojan vitales incluso en el peor escenario posible, el de una eliminación temprana en la Copa.