"Lo peor fue la decisión de destituir a Berizzo, fue una decisión muy dura, pero entendimos que había que llevarla a cabo porque creíamos que corríamos el riesgo de caernos. Su destitución no fue una posibilidad que barajáramos, pero todo se desencadenó el día de Anoeta, ahí nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así", reconoció Arias en una entrevista para los medios del club hispalense.
En este sentido, el director deportivo del Sevilla insistió en su discurso: "El equipo no podía poner en práctica las ideas del técnico, le costaba. Nos costaba generar ocasiones y dábamos sensación de fragilidad, de descompensación… Cuando el colectivo no funciona, además, es difícil también que las individualidades lo hagan".
Sin embargo, Óscar Arias aprovechó para presumir del recambio de Berizzo: "Se han dicho muchas barbaridades sobre esa cuestión. Mi prioridad siempre fue Montella. Era la persona que encajaba con lo que buscábamos. Él está acostumbrado a moverse al máximo nivel de exigencia. Es reflexivo. Acepta cualquier valoración que se le pueda hacer. Consulta, se involucra muchísimo y se ha apoyado mucho en nosotros a nivel del conocimiento interno que teníamos. Se va haciendo con el grupo y creo que el grupo también está bastante contento con él".
Asimismo, el dirigente hispalense sacó pecho por los suyos: "Es un grupo en el que están todos a una. No hay fisuras. Están todos peleando por los mismos objetivos. Es lógico que los que no juegan quieran jugar, pero todos persiguen el mismo objetivo. Normalmente, cuando hay buena base, en los momentos difíciles la gente cierra filas, aprieta los dientes y tira para adelante. Eso lo ha hecho este grupo. La actitud, el querer y la ambición que tiene este grupo, esta plantilla, es incuestionable".
Aún así, Arias se mostró cauto y rebajó la euforia: "En el fútbol, los momentos de felicidad son muy efímeros. Trato de disfrutarlos en mi círculo más íntimo, pero no te puedes dormir en los laureles. Ya hay que pensar en el Girona. Hay que seguir trabajando en el día a día".