La jornada 30 de Primera División terminó con una victoria polémica de la Real Sociedad sobre el Espanyol. En un encuentro en el que los donostiarras llevaron la voz cantante y los 'pericos' llegaron a, en ciertos momentos, ser quienes más se estaban acercando al gol, el VAR fue crucial y los de Imanol Alguacil se impusieron. Dos decisiones del colegiado marcaron la acción.
La primera, anular el primer gol del choque por una falta previa de Sorloth, quien lo había marcado. Bien entrada la segunda mitad y tras una combinación genial entre Isak y David Silva, el noruego había remachado, no de la manera más bonita, pero remachado, un pase a la media vuelta del español para mandar el cuero al fondo de la red.
Antes de verse solo en el corazón de la caja de Oier, se despojó de la presión de Cabrera, que se dejó caer en cuanto notó que su contrincante le desplazaba. Por consejo del VAR, el árbitro acudió al monitor a revisar esta acción y entendió que era constitutiva de falta, lo que indignó a los 'txuri-urdines' y alivió a los catalanes.
El gol que sí valió lo obró de penalti Isak en el tiempo añadido. Cuando Mikel Merino, que había ingresado al campo desde el banquillo, entraba al área con la bola controlada, Calero le derribó en lo que rebañaba el cuero. El árbitro entendió que le trabó de manera ilegal y concedió el disparo desde el punto fatídico, que Isak transformó en el 96'. Era el 1-0 definitivo.
El Espanyol, en este momento del partido, estaba sufriendo mucho. Cabrera se erigió en su mejor hombre con infinidad de cortes, ya fueran de cabeza o a ras del suelo, e incluso apareciendo en labores ofensivas. De su testa nació una de las ocasiones más claras de las que dispusieron los suyos. Además, su pillería valió para ganarle la partida a Sorloth en la acción de su gol.
Los mejores momentos de los de Vicente Moreno se dieron en la primera parte. La Real Sociedad dominaba como lo hizo durante casi todo el choque, pero eran los visitantes los que más punzantes se mostraban. Con un estilo de juego más directo y entregando la posesión a los donostiarras, parecía que el cuadro de la Ciudad Condal podía llevarse los tres puntos.
Poco a poco, esta sensación se diluyó y, en la segunda mitad, el gobierno de los de Imanol Alguacil estuvo constantemente cerca de trocarse en triunfo hasta que lo hizo. El tanto anulado a Sorloth es tan solo uno de los muchos acercamientos ya no solo en el segundo acto, sino también en el primero. Un tiro a bocajarro de Silva que taponó Oier, un chut de Isak abajo que interceptó Cabrera...
El control del partido por parte de los 'txuri-urdines' tiene su explicación en la zona medular. David Silva y Rafinha, sobrados de calidad, comandaron la sala de máquinas sin que los encargados de alterarla más por parte del Espanyol, Keidi Bare o Yangel Herrera, consiguieran pararles los pies. De hecho, Yangel recurrió pronto a las faltas y terminó el encuentro con cartulina amarilla.
Los 'pericos', sin haberse acercarse más a los puestos nobles de la tabla con este empate, habrían cosechado un punto muy bien trabajado en Anoeta de no ser por el penalti de Calero. Ante ese dominio de la posesión por parte del rival, los de Vicente Moreno fueron listos, presionaron intensamente solo cuando la pelota alcanzaba la zona de tres cuartos y reservaron así energías para resistir hasta que una pena máxima los condenó.