Las palabras de Pablo Longoria en 'RMC Sport' han sido, como poco, llamativas. El presidente del Olympique del Marsella fue cuestionado acerca de la salida de Marcelino García Toral del banquillo del equipo francés. Y la versión que ha ofrecido se aleja de la que se dio cuando sucedieron los hechos.
A modo de resumen, se puede decir que el técnico se marchó porque así lo iba a hacer también el presidente, que fue quien le llevó al OM, tras las amenazas de los ultras. "Me dijo que habían recibido amenazas y prácticamente se vieron obligados a dimitir. Estaba triste, sorprendido, también conmocionado porque le habían amenazado. Estaba abrumado por la frustración. Hay ciertas cosas que no podemos aceptar. En la vida, y por tanto en el fútbol. Estos no son comportamientos normales", dijo el ahora entrenador del Villarreal en su momento.
Pero ahora, parece que el punto de vista de Longoria es otro. De hecho, incluso tildó de "error" la contratación del asturiano en una entrevista concedida este martes a 'RMC Sport': "Tengo que hacer mi autocrítica. Es un error no haberlo analizado lo suficiente y minimicé el impacto del paso de un estilo de juego a otro".
Y es que Longoria, al ser preguntado por qué él se quedó y Marcelino se fue, alegó "diferencias culturales": "Creo que aquí hay una relación y una forma de operar muy particular con la afición. No son los mismos tipos de relaciones, ni los mismos tipos de comportamiento de los dirigentes hacia las asociaciones de aficionados en Italia o España. Entiendo que hay diferentes tipos de visiones de estas relaciones. Lo que debemos hacer siempre es adaptar este tipo de relación con el entorno local".
Sin embargo, en la presentación de Gennaro Gattuso como nuevo entrenador de hace uun mes y medio, el propio presidente del Marsella aseguró que "Marcelino recibía amenazas" y que el asturiano "se fue porque no podía trabajar así": "Agradezco a Marcelino el trabajo que hizo aquí, no se fue por razones deportivas. Se fue por culpa de una situación inadmisible. Hablé con él sobre ello. No se puede trabajar en unas circunstancias así, recibiendo amenazas". Pero esa teoría parece haber cambiado.
Sí quiso puntualizar su posición en contra de las actuaciones de los ultras: "Pero lo que sí es cierto es que la situación que vivimos es inaceptable en el mundo del fútbol normal. Cruzó muchos límites. Es un tipo de situación en la que puedo entender perfectamente la decisión que tomó".