Un derbi siempre es un derbi. Ya sea en Madrid, Sevilla, Mánchester o Asturias. Las pulsaciones van a mil, el ritmo no es el de un partido cualquiera y la intensidad es máxima. Todo eso se vio en el Carlos Tartiere, donde los de casa pudieron celebrar un nuevo triunfo ante su máximo rival.
Y eso que el Sporting empezó con todo sobre la portería de Braat, ya que Jony estuvo a punto de inaugurar el marcador a los 15 segundos. El ex jugador del Málaga estuvo muy activo en zona de tres cuartos, pero no tanto como su compañero Otero, quien hizo diabluras por la banda derecha.
El atacante colombiano fue un puñal y aumentó el nerviosismo de la grada en más de una ocasión. Sus centros e internadas no fueron aprovechadas por el '9' o por Djuka, pero siempre estuvo presente. Precisamente, el montenegrino cabeceó al palo a los nueve minutos un pase de Guille Rosas.
Y es que en los primeros minutos, el Oviedo sufrió de lo lindo y el marcador bien pudo ser diferente al descanso. Otro cabezazo de Jony hizo que Braat se estirara para hacerse con la pelota. Con el paso de los minutos, los azulones empezaron a tener la posesión y a quitarle protagonismo a su rival.
Lo que no faltó, como en los pasados derbis asturianos, fue la tangana. Pasada la media hora de juego, una entrada a destiempo de Luismi sobre Otero hizo que saltaran chispas entre los jugadores de ambos equipos. El colegiado repartió una tarjeta amarilla para cada equipo.
Ya en la segunda mitad, el dominio siguió siendo del conjunto de El Molinón, pero esta vez sin llegar a portería tan claramente. El tiempo pasó y el Oviedo pareció lejos de sumar el triunfo, con el empate en el horizonte. Pero en este del fútbol una jugada lo cambia absolutamente todo.
Eso es lo que pasó en el minuto 73, cuando un recién entrado Koba tiró una pared y fue frenado en seco por Izquierdoz dentro del área. El árbitro no dudó e indicó penalti. Borja Bastón recogió la pelota y fue el encargado de transformar la penal máxima con un disparo cruzado a la escuadra.
Los cambios aparecieron tras el gol y Cristo González se encargó de instaurar el terror con dos llegadas clarísimas. En la primera, el delantero remató fuera a escasos centímetros de la línea de gol y en la segunda, su derechazo desde dentro del área se estrelló en el lateral de la red.
El colegiado añadió cuatro minutos que se evaporaron en un derbi que se quedó en el Carlos Tartiere. El dominio y juego del Sporting quedó en nada tras penalti cometido en la segunda parte para sumar un triunfo al Oviedo en este duelo particular entre azulones y rojiblancos.