Nunca llueve a gusto de todos. Es imposible que un arbitraje deje satisfecho a todo el mundo, y el VAR está demostrando que, pese a ser una herramienta de gran ayuda para los árbitros, está muy lejos de ser infalible.
Porque hay jugadas en las que es no hay blanco o negro, hay una gama interminable de grises, y cualquier decisión enfadará a uno u otro equipo.
Este domingo 20 de enero de 2019 el VAR ha vuelto a estar en el centro de la polémica una vez más. Primero, en el Villarreal-Athletic, y un rato después, unos kilómetros más al sur, en el Ciutat de Valéncia.
Perdía el Valladolid ante el Levante cuando Óscar Plano, desde la frontal, enganchó un balón suelto para poner el empate en el marcador. El Valladolid lo celebró, pero el VAR intervino.
Hernández Hernández, un viejo conocido de la afición blanquivioleta y no precisamente por algo bueno (fue el que dejó que el Valencia pusiera en juego un saque de banda que él señaló a favor del Valladolid en Mestalla en 2013, culminando la jugada en el gol que dio la victoria a los locales al filo del final), estaba en la sala VOR. Y cuando revisó la jugada, avisó a Santiago Jaime Latre, colegiado del partido.
El disparo de Óscar Plano atravesó un bosque de piernas. Había al menos diez jugadores entre el balón y Oier en el momento del disparo, y había que ver si alguno de los visitantes estaba en fuera de juego, obstruyendo el campo de visión del portero levantinista.
20 de enero de 2019
Los segundos pasaban y el público se impacientaba. ¿Qué estaba revisándose? No parecía que nadie estuviera en posición adelantada, y en el Valladolid esperaban que el colegiado validase el gol de un momento a otro.
Pero en lugar de hacerlo, Jaime Latre se fue a la banda a mirar por sí mismo la jugada. Otra repetición. Otro visionado. Parecía que era Enes Ünal el que podía estar invalidando la acción.
20 de enero de 2019
El VAR se lavó las manos y dejó la decisión en manos de Jaime Latre. Y éste terminó decidiendo, a la vista de las repeticiones, que el delantero turco estaba ligeramente adelantado a su marcador, y que aunque no toca el balón, su mera presencia, a poco más de dos metros de Oier, bastaba para señalar fuera de juego posicional. Porque afecta a la jugada tapando la visión del balón.
Los jugadores del Valladolid no se podían creer, y rodearon sin clemencia al árbitro. Javi Moyano, temiendo que aquello pudiera terminar hasta con alguna expulsión, llamó a sus compañeros al órden y, como capitán, pidió explicaciones al colegiado. Se las dio, y aunque no parecía satisfecho, no le quedaba otra que tragar.
La polémica no tardó en llegar. Por las redes surgieron críticas feroces a la decisión. Ünal quizá esté adelantado, pero la imagen con las líneas usada por el VAR parece estar mal elaborada. Dicen que las líneas no convergen, y que se usa la bota de Calero para trazar la línea del defensor 'granota'.
Al final, cuatro minutos y 38 segundos de suspense, la revisión más larga del historial del VAR en España, para dictaminar que el Valladolid había marcado en fuera de juego. El Valladolid se siente agraviado por el VAR, y con esta decisión ha cerrado una racha de tres partidos en la que si éste ha hecho acto de presencia, ha sido en su contra.