El descenso se jugaba en el Nou Estadi. Ambos equipos tenían claro que Alcorcón y Almería no iban a fallar en casa, por lo que el perdedor de este encuentro se marcharía al pozo de la Segunda B.
Y tras un partido tenso, plagado de errores forzados y no forzados, incluso arbitrales, el Nástic se llevó la victoria en estos juegos del hambre de 90 minutos.
Lo hizo con máximo sufrimiento, porque tras aguantar bien la primera mitad, concedió demasiado en la segunda. Sobre todo, un penalti absurdo que puso el corazón de ambas aficiones en un puño.
Jona asumió la responsabilidad, pero Manolo Reina es un especialista condecorado. Le adivinó la intención y salvó el 'match ball' de la permanencia. Entre malagueños andó la cosa y ganó el portero.
Siguió apretando el UCAM, pero la moneda estaba del lado de un Nástic que encontró el gol de la sentencia en el descuento. Manu Barreiro, el héroe goleador de un equipo denostado hace meses, cabeceó de forma inimaginable para batir a Biel Ribas y mantener al Nástic en Segunda un año más.
De fondo, las lágrimas de un UCAM que tuvo el sueño a once metros y que vio como el sueño de plata se esfumó tras un año de altibajos y novatadas.