Las últimas siete jornadas de campeonato serán vigiladas con lupa por los nuevos dueños del Inter de Milán, y no se tolerarán más actuaciones ridículas como las de la pasada semana.
Sin embargo, parece que lo que está en duda no es la calidad ni la capacidad de los jugadores, sino su mentalidad. Por tanto, los que no sepan aguantar la presión podrían encontrarse en verano fuera del equipo.
El grupo inversor que ahora controla el Inter pondrán 100 millones, y esa cantidad se incrementará por los previsibles traspasos que provoque la recta final de la temporada.