El PSG sufrió sin Di María y Messi, bajas por coronavirus, en su visita al Olympique de Lyon de la jornada 20 de la Ligue 1. Los de Mauricio Pochettino no estuvieron especialmente finos. Se vieron presos de un esquema inconexo al que tan solo sacaba brillo Kylian Mbappé ayudado por algunos balones filtrados de Ander Herrera y compañía.
Los 'gones' fueron mejores en líneas generales. Esbozaron una propuesta de un colectivo más fuerte en el que, aunque Lucas Paquetá se vistiera de principal protagonista, no era él el único que llamaba la atención. La firmeza defensiva con un Da Silva muy inspirado en aras de frenar a Mbappé y una medular bien vertebrada por el ya mencionado Paquetá y Bruno Guimaraes, fundamentales.
El gobierno del partido por parte de los de Peter Bosz encontró la mayoría de sus argumentos en ellos. Facilitaron que los representantes del Parque de los Príncipes no estuvieran cómodos, pero que los locales se personaran con mucha más asiduidad en los dominios de Keylor Navas, quien llevó a cabo un par de paradas de mérito para blindar a los suyos.
La buena dinámica del Lyon encontró su premio pronto, a los siete minutos. Bruno Guimaraes conectó con Paquetá en largo merced a un balón filtrado que le regaló una audiencia a solas con Keylor y el '10' la resolvió con un golpeo potente y cruzado que dejó sin argumentos al costarricense. El único problema, quizá, que una diana tan tempranera brindó mucho tiempo de reacción al PSG.
En principio, los parisinos no lo utilizaron bien. El 'quid' de la cuestión residió más bien en la incapacidad de los de Bosz para, aun sabiéndose mejores en el campo, ser incapaces de terminar de firmar un tanto que lo refrendara o de poner fin a las intentonas de Mbappé, tan solo como inspirado. Fue una pesadilla para Da Silva, el más acertado a la hora de retarle, y sus compañeros atrás.
El '7', de hecho, mereció su gol por meritocracia. Inventó varias jugadas de las suyas, de explosividad pura, para abrir las costuras de la defensa y, en cuanto dispuso de ángulo de disparo, hizo temblar a Anthony Lopes. Al cancerbero lo salvó un par de veces el palo. Su mejor momento, una estirada con las puntas de los dedos a una inesperada vaselina de Marquinhos desde la frontal.
El '5' es otro de los jugadores que se salvó de la mala dinámica general del PSG por algunas acciones de mérito. La que más, interponerse entre Aouar y la meta de Keylor Navas después de que el guardameta quedara vencido porque había salido victorioso de un mano a mano con Moussa Dembélé.
La soledad de Mbappé terminó cuando Mauricio Pochettino reaccionó con un lavado de cara a su plantilla. Introdujo a Kehrer, Xavi Simons y Michut y su propuesta ganó en frescura, piernas descansadas e ideas. El chorro de intentonas que quedaban en nada o clamaban por un chispazo de inspiración del '7' se convirtieron en un sitio al área del Lyon.
En este contexto, sí que surgieron los espacios necesarios para batir a Anthony Lopes y, como confirmación celestial de que Pochettino había acertado, fueron dos de los revulsivos los encargados de hilvanar el gol del empate. Michut envió un cuero raso al área que se paseó antes de arribar a Kehrer, quien batió a un Lopes que llegó a tocar la pelota. Esto ocurrió en el minuto 76.
El tanto abrió la veda de un minipartido en el que el PSG llevaba la voz cantante y el Lyon seguía haciendo daño a la contra. El comandante de sus mordidas en las postrimerías, Cherki, que obligó a los zagueros parisinos a no bajar la guardia. Al final, eso sí, ni él ni los 'niños' del Parque de los Príncipes pudieron evitar que el destino del duelo fuera un reparto de puntos.