Luis Enrique acaricia su segundo triplete y la superélite

Todo París anda pendiente de ganar, al fin, la ansiada Champions. No se habla de otra cosa por allí. Más que del triplete en sí, que ya es una hazaña, por el Stade de France saben de sobra el sabor de la Ligue 1 y de la Copa de Francia. Y aunque siempre gusta paladearlos, llevar a la vitrina por primera vez la mejor competición de clubes es casi una obsesión, más aún tras perder la de 2020. Tras todo ese ruido de expectación, la gloria personal también refulge para Luis Enrique.
El nombre del asturiano ya está escrito en la historia del fútbol por muchos motivos. Pero el Olimpo de los entrenadores anda preparándole un rincón muy especial en caso de levantar la 'Orejona': sería su segundo triplete. Algo que solo ha conseguido su amigo Pep Guardiola. Y le subrayaría en la superélite.
Así que sería un triplete de doble valor para el exseleccionador español, que daría al PSG la gloria que ansía tras sus macroinversiones de la última década y le convertiría en un nuevo listón para técnicos sucesores en el planeta fútbol.
El azar del fútbol suele aparecer en estos casos. Por ejemplo, con el romanticismo de que se cumpla justo una década del primer triplete que consiguió 'Lucho' con el Barcelona tras coronar en Berlín un magnífico año de estreno en el banquillo azulgrana.
Era un Luis Enrique distinto. Las canas de su cabeza eran incipientes. Adicto a la bicicleta, ironmans y grandes pruebas de esfuerzo. Un hombre sin dudas desde la comunión con el Barcelona y su afición, pero bajo expectativas ambivalentes tras su año de costalazo en Roma y su notable hacer posterior en el Celta. Pero todo le salió a pedir de boca con la 'MSN' al frente. Entre el 17 de mayo, ganando en el Calderón, y el 6 de junio, previo paso por la final de Copa el 30 de mayo, terminó de zurcir el ansiado triplete.
El rodaje de este Luis Enrique más baqueteado le deja en una posición de mayor exposición. Vitoreado y zarandeado a partes iguales tras cambiar el Barcelona por la Selección Española. Innovador, atrevido, subido a un andamio, streamer, golpeado por la tragedia de la pérdida de su hija Xana, la apuesta del PSG por él le dio algo más de refugio sobre el foco de la crítica española. Para empezar a construir un proyecto de autor y ser el encargado, sin temblarle el pulso, de ir enrocando el proyecto de megaestrellas por un grupo de buenas individualidades. Y justo el año del adiós de Mbappé, más cerca que nunca está de ganar el triplete.
La primera piedra quedó puesta el 5 de abril, tras el 1-0 ante el Angers. La segunda, aún caliente sobre el plato, ante el Stade de Reims, en la final copera, el pasado día 24. La gloria le aguarda justo una semana después. Para dejar de ser uno más de los Jock Stein, Rinus Michels, Guus Hiddink, Sir Alex Ferguson, José Mourinho, Jupp Heynckes y Hansi Flick. Y sentarse en una mesa para dos junto a Pep Guardiola, el primero en hilar dos tripletes de la historia (08-09, con el Barcelona, y 22-23, con el Manchester City).