El mundo del fútbol se sacudió cuando Antoine Griezmann tuvo el atrevimiento de decir aquello de que se veía sentándose a la mesa de Messi y Cristiano. Los detractores del rojiblanco y los defensores del duopolio futbolístico por excelencia no tardaron en mostrar sus garras y atacar a la yugular.
Lo de Griezmann había sido una osadía para muchos. Una exageración para otros. Y una forma de intentar hacer ruido de cara al Balón de Oro para el resto. Pero sea como fuere, la frase hizo mella.
Desde entonces, no son pocos los que se han querido sentar a la mesa de los grandes, pero por ahora ninguno ha podido. Ninguno, hasta la irrupción de Kylian Mbappé.
Porque con sólo 20 años, el joven delantero del PSG se ha puesto a la altura de un binomio futbolístico que no parecía tener símil. Hasta hoy.
Los tres son los primeros en la clasificación de la Bota de Oro, y son de los pocos futbolistas que pueden presumir de haber participado en más de 30 goles en todas las competiciones este curso.
Messi sigue estando a otro nivel (acumula 30 goles y 14 asistencias), pero Mbappé está muy, muy cerca de las cifras de Cristiano. Tan cerca, como que está por delante ahora mismo. El galo suma 24 goles y 11 asistencias, por los 21 y 10 del luso.
Griezmann, por su parte, acumula 18 goles y 8 asistencias entre todas las competiciones. Unas cifras más que respetables, pero insuficientes para codearse con la élite del fútbol europeo.
Lo de Mbappé ya no es bombo o 'hype', es una realidad. Pero la verdadera prueba de futbol del ex del Mónaco llegará el día que abandone el mediocre campeonato francés (mediocre cuando lo juegas con este PSG, claro), y de el salto a una liga más competitiva. Por ahora, habrá que conformarse con verle jugar en la Champions.