Hace meses ya se dispararon las alarmas en el PSG y en toda Europa. El delantero pidió públicamente más responsabilidades en el PSG y, si no, tendría que buscarse otro nuevo club.
El francés se encuentra cómodo en su tierra y no escuchó los cánticos de sirena de otros clubes, a sabiendas de que el equipo y el cuerpo técnico iban a responder rápidamente a estas peticiones.
Meses después y con Cavani casi fuera del equipo, Neymar y Mbappé son los que mandan. Parece que algo más de peso para Tuchel tiene el joven puesto que no ha protagonizado ningún amago de salida posterior y se ha mostrado comprometido con el equipo.
Tras el primer gol ante el Mónaco, Mbappé agarró el balón para lanzar el penalti pitado hasta que su compañero Neymar se fue hacia él para pedirle que le dejara ser el brazo ejecutor. Mbappé, por supuesto, le concedió el poder con un gesto de líder total y de poder de decisión.
Nadie rechistó y ni por asomo se dio paso a otro capítulo como el que protagonizaron en su día Cavani y el brasileño porque Mbappé pone orden, paz y solidaridad en un ataque tan voraz con el que hay en el Parque de los Príncipes. Su peso en el vestuario ha crecido y renunció a un posible 'hat trick' en el Louis II.