En una entrevista con 'AS', días antes de su reaparición contra el Albacete, habló de ese duro trago que tuvo que pasar tras una entrada peligrosa que le costó la roja directa ante Ibrahima.
"Me sentí muy mal por toda la afición y por el equipo, porque era un partido muy importante. Las cosas me salieron mal. No vi al jugador y lo hice sin querer. Me fui llorando porque se me venían muchas cosas a la cabeza", contó, pero entonces le ocurrió algo inusitado.
"Me sentía fatal, pero me quedé sorprendido porque, cuando iba al vestuario, cantaron mi nombre. Doy muchas gracias a la afición", compartió Keidi.
Eso sí, el jugador albanés vuelve a estar al borde del precipio, ya que tiene cuatro amarillas acumuladas, algo que parece no 'importarle': "En el campo se me olvida que tengo cuatro amarillas y siempre voy al 100%".