El Barça se jugará la vida esta campaña en Múnich en poco más de una semana. El conjunto azulgrana está obligado a lo que es poco menos que una heroicidad teniendo en cuenta el rendimiento de esta temporada en la Champions League.
Los azulgranas deben ganar para no depender del Benfica y tienen que hacerlo en una competición en la que apenas han logrado dos dianas en este curso. Uno que no se ha estrenado y del que se esperaba mucho más es Memphis Depay.
El neerlandés lleva un cero en la máxima competición de clubes en las cinco jornadas precedentes y a esas hay que unirle la semifinal de 2020 ante el Bayern y el partido de cuartos contra el Manchester City, en el que, pese a ganar 1-3, el atacante se fue de vacío. Antes de esos partidos, el bueno de Depay había logrado firmar seis partidos seguidos con gol en la Champions League.
El ex del Olympique de Lyon arrancó liderando al Barça en los primeros partidos de la temporada, pero su rendimiento se ha resentido recientemente. Da la sensación de que, a partir del minuto 60, se viene abajo físicamente y genera poquísimo. En La Cerámica, por suerte para los 'culés', Xavi decidió mantenerle hasta el final y el atacante se sacó de la manga el 1-2.
En el choque ante el Villarreal quedó claro que el neerlandés no vive un buen momento, pero también que es un jugadorazo. Marró dos ocasiones clarísimas en el primer tiempo, sobre todo la segunda, y marcó la más difícil, cuando, tras un error de Estupiñán, regateó a Rulli y marcó sin apenas disponer de ángulo.
Aunque la siguiente prueba es el Betis en casa, el delantero ya mira con ganas de revancha a una visita a Múnich en la que muy pocos dan opciones al Barcelona. Memphis, como ya hizo en otras ocasiones, quiere confirmar que se crece cuanto más difícil es la empresa.