El Barcelona superó el trámite intersemanal ante el Eibar con una goleada a un Eibar al que le volvió a pasar lo mismo de todos los años en el Camp Nou. Los eibarreses plantearon un buen partido y dificultaron el juego de los azulgranas en la primera mitad, pero sucumbieron en cuanto las cosas se pusieron un poco feas.
Porque, lejos del 6-1, el desempeño del Eibar no fue malo en el estadio azulgrana. De hecho, los eibarreses merecieron adelantarse con el partido recién comenzado en una acción en la que Juncá encontró a Enrich. El mallorquín, solo ante Ter Stegen, no supo batir al alemán en un vivo reflejo del quiero y no puedo que fue el encuentro para los de Mendilibar.
Superado el susto inicial, el Barcelona tardó en hacerse con la posesión y el control del choque. La alta presión de los vascos desactivó a los azulgranas, pero también cansó a un Eibar que terminaría agotado y goleado durante la segunda mitad.
El Barça no tiene prisa.
Y es que este nuevo Barça de Valverde sabe cómo madurar los encuentros. Ya no hay transiciones (tan) rápidas ni ansiedad e inquietud por abrir el marcador. Como en los otros dos partidos de esta temporada en Liga en el Camp Nou, el Barcelona supo contemporizar y matar cuando correspondía.
El asesino silenciosó fue una vez más Messi. El argentino hizo cuatro goles y dejó un repertorio incalculable de pases, regates, fintas y movimientos. Y con Messi en plenitud el Barcelona es casi imbatible.
Semedo fue su cómplice de crimen en la primera mitad. El portugués ganó un penalti de la nada y Messi esta vez no perdonó con un toque sutil. Parecía que lo hacía fácil, pero más sencillo lo hizo para marcar otros tres tras la reanudación. Antes, todavía en el primer acto, Paulinho completó su 'semana grande' con un gran gol de cabeza en un tiro de esquina. El Barça dominaba 2-0 y el partido estaba sentenciado, pero lo mejor para los 'culés' todavía estaba por llegar.
La hora de Messi.
La segunda mitad constató la caída física de un Eibar totalmente roto. Los de Mendilibar encajaron el 3-0 prácticamente nada más salir de vestuarios, en una gran acción de Paulinho y Messi que Denis Suárez remachó a placer tras una gran parada de Dmitrovic a tiro del rosarino.
Aún tuvieron arrestos los visitantes para recortar distancias con un buen gol de Enrich a centro de Juncá, pero eso no hizo sino espolear a un Barça voraz al contragolpe. O, mejor dicho, a un Messi desatado.
El argentino dejó dos tantos de bellísima factura en acciones tan distintas como sobresalientes. En la primera, tras una combinación eterna del centro del campo azulgrana, Messi batió como si de un golpeo de golf se tratara a un Dmitrovic impotente. La segunda acción, por contra, mostró la fortaleza de un Messi que aguantó los agarrones y la presión de dos defensas del Eibar y que superó sin excesivos problemas al portero balcánico del Eibar.
El 5-1 mató el partido, que languideció ante una complacencia azulgrana que pudo provocar hasta dos tantos del equipo eibarrés -Peña y Charles se encontraron con el palo-, y despertó con el chispazo del sexto tanto azulgrana, anotado de nuevo por Messi tras una gran combinación con Aleix Vidal.
Partido sin historia en el marcador pero con mucha intrahistoria en su interior que dispara a un Barcelona infalible en el liderato y mantiene con dudas a un Eibar que va a tirones.