Las lágrimas de Pablo Jérez explicando su situación económica y los problemas de su hija para conseguir el tratamiento necesario para su enfermedad conmovieron a la sociedad argentina.
El jugador aseguró que tuvo que vender sus camisetas de cuando jugaba en Boca para poder cubrir los gastos de todo lo necesario para que su hija Zoe pudiera seguir luchando por su vida.
"Si dejo de jugar, la obra social desaparecerá", comentó el jugador, que tiene en ese apoyo de la AFA uno de sus pocos sustentos. Pero en las últimas horas ha aparecido un héroe más.
Sebastián Orión, presidente de Midland, club en el milita, aseguró que seguirán contando con él. "Vamos renovar el vínculo contractual las veces que sean necesarias para que no pierda ese beneficio", comentó el dirigente en su cuenta de Twitter.
24 de mayo de 2019