Todo futbolista sueña con ganar títulos. Y, sobre todo, con poder ser partícipe de ese momento: ayudar al equipo a levantar trofeos al cielo.
Mikel Merino fue uno de los que jugó contra el Athletic. La Real se impuso en la final de la Copa aplazada por 0-1. En aquel partido, el mediocentro jugó con una vértebra fracturada.
"Sabía desde unos partidos antes que tenía esta lesión, pero en una cita tan importante para el club y para mí, que era la primera final que disputaba a nivel de clubes, quería estar para ayudar a mis compañeros y al club. Era lo que tocaba", dijo a 'Marca'.
La pasión por el fútbol pudo más que la salud: "El egoísmo personal al nivel de la lesión pasó a un segundo plano y pensé que había que jugar pasara lo que pasara y luego ya veríamos lo que se hacía. Por suerte salió todo bien e hicimos una resonancia y se vio definitivamente que había una fractura. Decidimos parar porque el cuerpo no daba para más".
Pese a lo arriesgado de jugar con la vértebra fracturada, Mikel Merino dijo que lo haría de nuevo. "Por supuesto que lo repetiría. Incluso si hubiéramos perdido la final habría estado contento de haber puesto todo de mi parte por ayudar a mis compañeros", explicó.
Se le quedó dentro la espinita de no haber podido jugar la Eurocopa: "Intenté estar bien, pero Luis Enrique decidió que era mejor contar con unos jugadores que estaban más rodados. Ahora estoy agradecido de poder disputar los Juegos Olímpicos con la Selección", finalizó.