La nostalgia 'rossonera' conecta con el glorioso Milan que adiestraba Arrigo Sacchi y que contaba con futbolistas legendarios como Franco Baresi, Paolo Maldini, Alessandro Costacurta, Mauro Tassotti, Carlo Ancelotti, Frank Rijkaard, Ruud Gullit... y Marco van Basten. Aquel equipo lo ganó todo, dominó la Copa de Europa con puño de hierro, fue la pesadilla del Real Madrid y rivalizó con el inolvidable Nápoles de Diego Armando Maradona. Pero si por algo se le recuerda es porque cambió el fútbol: presión alta, defensa adelantada, potenciación del físico, priorización de la táctica... Adelantados a su tiempo.
Aquel Milan pensado por Arrigo Sacchi y edificado por el explosivo Silvio Berlusconi pasó a la historia, pero la dinastía no se alargó en exceso: cuatro años, del, del 87 al 91. Incluso el Milan de Fabio Capello se prolongó algo más en el tiempo, completando el ciclo exitoso con el 4-0 al Barcelona en Atenas en el año 1994.
Cada año el Milan intenta volver a ser el que fue, sin éxito. El equipo lombardo es uno de los equipos más seguidos en el mundo, cuenta con millones de seguidores desperdigados por el planeta, pero vive sumido en la reconstrucción eterna. El enfrentamiento Van Basten-Sacchi detonó un proyecto ganador, invencible y que pudo ser todavía más lo que fue, que fue mucho.
Sacchi era un obseso del fútbol. Un enfermo. No es casualidad que Pep Guardiola sea uno de sus fervientes admiradores y den charlas juntos por el mundo. La locura por el trabajo de Sacchi hartó a Van Basten. Un episodio en un comedor puso fin a ese Milan.
Si bien Gullit y Rijkaard eran la extensión de Sacchi en el campo, Van Basten nunca llegó a sentirse indentificado del todo con el estratega italiano. Sus personalidades chocaban. En Milanello todo saltó por los aires.
A Sacchi le vino una idea y empleó todo el entrenamiento en explicársela a Van Basten mientras le cogía del brazo. Acabó el entrenamiento y la charla siguió en las duchas. No acabó ahí: el delantero se vistió y se fue a comer y Sacchi no había parado con la murga.
Hasta que Van Basten, sentado en la mesa, reventó. Pegó un puñetazo en la mesa y gritó. "Mientras como, no me hable", dijo. Este fue un capítulo de tantos de la relación explosiva y nada pacífica que Sacchi desgranó en su biografía 'Calcio Total'.
El desencuentro permanente con Van Basten y la posibilidad de dirigir a Italia acabaron con Sacchi en la calle. "No fue solo una fiesta grande para mí, todo el equipo estaba contento de que Sacchi se fuese. Sólo yo iba contra el técnico, pero muchos otros estaban de acuerdo conmigo. Baresi, Tassotti, Gullit y Rijkaard. El 80% y el 90% eran de mi idea. Únicamente Ancelotti estaba siempre de parte de Sacchi", comentó en el año 93 el mito holandés.
"Lo estimo, pero en el pasado, no. Sacchi es un martillo impresionante, era increíble. Todos los jugadores debían hacerse el lavado de cerebro y pensar solo en el fútbol", explicó Van Basten. "El más talentoso, pero también el más discontinuo. Goleador que se conectaba estupendamente con sus compañeros, explotando la sinergia", ha alegado Sacchi. El Milan seguirá buscándose a sí mismo.