Monchu despeja las dudas del Girona con fortuna

El Girona encadenó su segunda victoria de la temporada después de vencer al Leganés (0-1). De nuevo por la mínima, el conjunto dirigido por Francisco Rodríguez se hizo con los tres puntos gracias a un solitario tanto de Monchu, que ni siquiera él sabe cómo logró mandar el balón al fondo de la red.

Los albirrojos vencieron a un Real Oviedo que se marchó sin premio de Montilivi a pesar de haber igualado ante su rival en sacrificio, esfuerzo y en ocasiones, pero le faltó lo más importante: hacerlo en goles. Y al final esa fue la diferencia entre los dos equipos: la fortuna con la que Monchu decidió el encuentro.

Con mucho respeto pero con desparpajo, el conjunto dirigido por el 'Cuco' Ziganda completó un gran primer tiempo en el que tuvo varias ocasiones para marcar el primer tanto. Blanco Leschuk protagonizó la mayoría de las acciones ofensivas de los carbayones, pero el argentino, en esta ocasión, se quedó sin marcar. Samu Sáiz y Aday Benítez lo intentaron en el Girona. 

Volvieron los futbolistas tras el paso por los vestuarios y fue después de la reanudación cuando el Girona metió una marcha más en busca de los tres puntos. Francisco Rodríguez dio entrada en el campo a Yoel Bárcenas, Ramalho y Nahuel Bustos, que propiciaron el acelerón de los albirrojos.

Precisamente, de las botas del argentino nació el tanto que propició la salida del Girona de la zona de descenso. Centro tocado de Nahuel desde la izquierda y Monchu, sin querer, remató a la red con el interior de la bota derecha. Ni él mismo supo cómo logró marcar.

Al Oviedo le entraron las prisas conforme fueron avanzando los minutos, lo que provocó que los carbayones se atascaran en la zona de tres cuartos y las ocasiones de gol brillasen por su ausencia.

Samuel Obeng tuvo el tanto del empate en los últimos minutos, pero su remate, demasiado cruzado, se marchó desviado. El Girona logró controlar el ritmo del partido durante los últimos minutos y frenó el ímpetu del equipo de Ziganda, al que solo le faltó la pizca de suerte que tuvieron los locales para equilibrar la contienda.