El Benito Villamarín se puso el traje y la corbata para uno de los encuentros marcados en rojo en el calendario. El Betis se enfrentó al Bayer Leverkusen cara a cara para ver quien escalaba hasta la cima del grupo.
Un estadio a reventar fue la excusa perfecta para ver una batalla sobre el terreno de juego. Batalla futbolística, claro está, puesto que los dos conjuntos desplegaron un juego brillante.
Sin apenas tiempo para sentarse, Bravo tuvo que tirar de galones y salvar a su equipo con una buena estirada. Diaby apuró línea de fondo y puso el esférico atrás para que Alario rematase a bocajarro.
No obstante, este no fue el único susto que se llevaron los verdiblancos. La sala de máquinas del 'Ingeniero' Pellegrini no estaba funcionando y el Betis se estaba viendo resentido en su juego.
Ni 15 minutos habían pasado cuando el equipo teutón dispuso de la segunda ocasión manifiesta de gol. Alario, que pugnó de cabeza por hacerse con el balón, acabó conectando con la pelota, pero el testarazo del mexicano golpeó en el travesaño.
Poco a poco, el Betis fue saliendo de su letargo y empezó a pisar el área rival. Ruibal se gustó y Borja Iglesias cargó la munición para todo lo que se venían en el feudo de Heliópolis.
La recta final de la primera mitad expuso la reacción verdiblanca. Y estuvo claro que para que eso se pudiera llevar a cabo tuvo que aparecer el de siempre: Fekir. El francés empezó a entrelazar el juego de su equipo y con ello llegaron las ocasiones para su equipo.
El segundo acto alzó el telón como acabó el primero: con ocasiones. Y no precisamente para el Betis. Otra vez Alario y de cabeza tuvo la oportunidad de adelantar a su equipo.
Aunque esta vez se apreció algo distinto en el Betis. Los verdiblancos no se amedrentaron y dieron un paso adelante en busca del gol que le diese los tres puntos y el liderato de su grupo. Y así fue.
Tras varios minutos de revisión con el VAR, el colegiado decretó la pena máxima favorable al conjunto local. Borja Iglesias se armó de valor y mandó el esférico al fondo de la red de Hradecky.
Sin embargo, el Leverkusen no dijo su última palabra y se lanzó a por el empate. La diosa fortuna, que dio ese penalti para adelantar al Betis, fue la misma que propició que ese disparo de Andrich golpeara previamente en Willian Carvalho antes de seguir su camino hacia la portería.
El balón cambió de trayectoria y nada pudo de hacer Bravo para evitar el empate. Los minutos finales fueron un auténtico vaivén de ocasiones para ambos equipos, aunque el marcador no se movió más. Reparto de puntos que no cambió nada en cuanto al grupo se refiere, pero dejó la confirmación de que estos dos equipos apuntan alto en la competición.