Nadia Nadim, la goleadora que se forjó en un campo de refugiados

Nadim celebró con rabia el primer tanto de Dinamarca ante Alemania, tanto devolvía la igualdad al marcador y daba el pistoletazo de salida a la que iba a ser una remontada histórica en la Eurocopa Femenina.
Y no es casualidad que Nadim entrara gracias a ese gol en la historia del fútbol mundial, porque Nadia no es como las otras jugadoras. Mientras que el resto de sus compañeras han conocido su pasión por el fútbol en el patio del colegio, ella lo hizo en un campo de refugiados.
Cuando apenas tenía 12 años, esta danesa de origen afgano escapó de un Afganistán totalmente destrozado por la guerra. Después de haber crecido jugando al fútbol de la mano de su padre, en 1996 una triste noticia significó el principio de un fin para la pequeña Nadia: su padre, el motivo de su pasión por el fútbol, había sido asesinado.
Por eso, la madre de Nadia, Hamida, decidió poner solución a un régimen que impedía a su hija poder jugar libre y feliz al fútbol o acabaría con la misma suerte que su esposo asesinado. Aferradas a la parte de atrás de un camión, cruzaron Europa en busca de un sueño y llegaron a Dinamarca para cumplirlo.
En Copenhague, las dos valientes luchadoras se instalaron en un campo de refugiados, que sería la academia de fútbol improvisada para la pequeña Nadim.
Superando adversidades de todo tipo, Nadim y su madre consiguieron instalarse en Dinamarca, momento en el que un modesto equipo de fútbol la invitó a jugar en su equipo y su sueño comenzó a convertirse en realidad. Concretamente, en 2008, cuando Nadia vio su esfuerzo recompensado consiguiendo la ciudadanía danesa, pasaporte directo a la Selección Danesa.
Ahora, Nadia es la primera futbolista de Dinamarca en fichar por la multinacional Nike, después de haber pasado por la Universidad de Medicina de Aarhus, en Dinamarca, y haber revolucionado la Selección Femenina de su país.
Un ejemplo de superación, una figura en el fútbol femenino mundial, una luchadora y una campeona. Así es Nadia Nadim.