Las circunstancias no son las mismas, pero es cierto que hay cierto paralelismo entre una situación y la otra. Llegó y llega a un equipo lleno de dudas, aunque por distintas razones.
Cuando Julen Lopetegui se hizo cargo de la Selección Española, 'la Roja' venía de encadenar dos actuaciones discretas, siendo amables, en las grandes citas internacionales. La fórmula ganadora de Austria-Suiza, Sudáfrica y Polonia-Ucrania estalló en mil pedazos en Brasil.
Al absoluto fracaso que supuso ni siquiera pasar de la fase de grupos en el anterior Mundial le siguió una Eurocopa nada brillante. Segunda de grupo tras Croacia, cayó en octavos ante Italia, para la que no tuvo respuesta posible.
Quedó claro que hacía falta un cambio. Una profunda renovación. Casillas, capitán pero suplente en aquella Eurocopa de Francia, era la cara visible del cambio. Con él, el seleccionador.
Y llegó Lopetegui, y, de repente, de la noche a la mañana, apenas dos meses después de asumir el cargo, vapuleó a la siempre prometedora Seleccion Belga.
Hasta la fecha, Julen Lopetegui no conoce la derrota al frente de España. Ha disputado veinte encuentros, ganando todos salvo seis, que fueron empates. Y sólo uno de esos seis fue en partido oficial, contra Italia en Turín.
Cambió radicalmente la cara a 'la Roja', devolviendo la ilusión a los aficionados. Una labor corta, de apenas dos años, que ha tenido sus frutos: será el próximo entrenador del Real Madrid.
¿Por qué es comparable la situación de la Selección en el verano de 2016 con la del Madrid en el de 2018? El Madrid viene de ganarlo (casi) todo, mientras que España venía de enlazar decepción tras decepción.
Pero el optimismo no reina (o reinaba) ahora mismo en la 'casa blanca'. La abrupta marcha de Zidane, en la cumbre de su carrera, dejó huérfano a un equipo que había entrado en una dinámica ganadora.
El madridismo se sentía imparable, tras ganar tres Champions consecutivas, cuatro en cinco años. Pero la sensación era la misma que tenía España tras ganar en Polonia y Ucrania: hace falta una renovación profunda.
Se dice que Zidane se marchó en parte por eso, porque el Madrid no podía garantizar la 'purga' que él sentía que el equipo demandaba.
El Madrid no es el jardín de rosas que aparenta, y quizá por eso se haya demorado tanto (si es que se puede hablar de demora en este caso, pues sólo han pasado 13 días desde el anuncio de 'Zizou') la elección de un nuevo entrenador.
Lo que está claro es que será un nuevo desafío para Julen Lopetegui, un entrenador que ya ha demostrado que no le tiene miedo a un buen reto. Recogió el guante con España, y, a falta de ver qué sucede en Rusia, ha dejado el pabellón bastante alto. Veamos qué sucede en el Real Madrid.