Por si alguno lo dudaba, Jesús Navas no volvió a Sevilla para retirarse plácidamente en el club que le dio la primera oportunidad. Desde que decidió vestirse con el dorsal 16, el de su amigo Antonio Puerta, el palaciego mandó un mensaje a la afición de lo que podría ser su temporada y de su nivel de compromiso.
Y no ha decepcionado. A escasos dos meses del final, el dueño del carril derecho de Nervión se ha convertido en unos de las grandes protagonistas de la temporada en clave rojiblanca.
Desde que Montella le colocase el año pasado como lateral derecho, su rendimiento se ha visto acrecentado exponencialmente, llamando incluso la atención de Luis Enrique, seleccionador nacional.
El canterano está viviendo una segunda juventud y con su vuelta a la Selección volvió a abrir un ciclo con 'la Roja' que pocos daban por posible. Su último partido con la estrella cosida al pecho se produjo el 5 de marzo de 2014 en un amistoso contra Italia.
Además, por si fuera poco y lejos de quedarse en una simple llamada testimonial, Navas disputó los 90 minutos del choque en Mestalla ante Noruega y 25 en Malta.
El sevillista se reivindicó como un puñal en la banda derecha y puso al servicio del espectador sus virtudes con la pelota, tan de sobra conocidas como útiles en un equipo que empieza a corrobar serios problemas de cara a portería.
Con el 0-1 en el luminoso, el sevillista puso un balón medido a la cabeza de Morata para que el delantero del Atlético de Madrid sumase su segundo gol en el encuentro, cerrando definitivamente el marcador.