Los románticos del fútbol dirán que el VAR y la tecnología no tienen espacio en este deporte y los modernos defenderán que la justicia debe estar por encima de todo. En el Alfredo Di Stéfano se enfrentaron estas dos opiniones contrarias que aparecieron con el nacimiento del VAR. ¿Es o no es fútbol? ¿Hay que primar la norma?
Lo que sí está claro es que no se perdonan los accidentes y ahora los árbitros están apuntados con otro cañón. Antes eran por sus aciertos o fallos, ahora es por sus decisiones y las interpretaciones. Lo que sucedió es que LaLiga prácticamente la decidió una repetición en el monitor en una segunda mitad de auténticos locos. En el fútbol actual, la nueva 'droga' no es lo que puede suceder en cualquier jugada puntual, sino el tiempo que tarda el árbitro en ver una jugada y volver al campo. Esos segundos que, como el chirrido de una puerta en una película de terror, pegan al sofa al espectador.
Pasó prácticamente de todo a lo largo de los 90 minutos. Al Madrid se le notó ese particular cansancio que arrastra entre tantas bajas y el Sevilla estuvo muy fallón en la salida del balón, lo que le generó muchos problemas que el Madrid no supo aprovechar.
De hecho, fue el Madrid el que se adelantó primero por medio de un cabezazo de Benzema, que remató un centro de Odriozola. Sin embargo, el VAR captó que el pie del lateral estaba ligeramente adelantado y el tanto no pudo subir al marcador.
El conjunto blanco fue arrinconando a los de Lopetegui en un choque con muchos nervios y una tensión generada por todo lo que había en juego, pero no sirvió demasiado porque el Sevilla se adelantó cuando Fernando bajó el balón y remató con la zurda en el interior del área tras regatear en un palmo a Casemiro.
Todo lo que pudo tener el Madrid se le volvió en contra, pues acabó remando a contracorriente, como el que quiere llegar a la orilla con una fuerte resaca.
El Madrid salió igual a la segunda mitad y pidieron penalti por una mano de Fernando cuando el balón le pudo golpear en la mano, pero Martínez Munuera dijo que no había nada punible. Este fue el prólogo que luego encendió al madridismo.
Zidane y Lopetegui movieron el banquillo a sabiendas de que el oxígeno ya escaseaba. En el centro del campo había más robots que jugadores frescos y Marco Asensio le dio ese empate que tanto buscó el Madrid. Disparo fuerte y al primer palo con el que sorprendió a Bono.
Poco más de diez minutos después se produjeron los minutos más importantes de LaLiga. El balón cayó sobre la mano de Militao, el Madrid salió a la contra, Benzema se quedó solo y Bono derribó al francés en lo que fue un penalti claro. Lo pitó el trencilla, pero le avisaron de esa mano del central del Madrid. Pudo haber penalti en las dos áreas y, al final, se lanzó contra Courtois.
Martínez Munuera decidió que Militao tenía el brazo despegado del cuerpo y que, por tanto, debía ser penalti y anuló el que tan claro fue de Bono a Benzema. No falló Rakitic y le liderato se esfumaba para el Madrid.
Sin embargo, los blancos se resistieron a dejar pasar el tren de la pelea por el título, aunque sí están en otro vagón. Kroos disparó en el añadido con la suerte de que el cuero golpeó en Hazard y sorprendió a Bono para un empate que le dio esperanzas, aunque, eso sí, ya no dependen de sí mismos. Casemiro tuvo el 3-2, aunque esa hazaña no se escribió en este libro para la historia del VAR. Un empate que puede decidir la Liga por la tecnología que tanto divide a los amantes del fútbol.