El Heracles ganaba 3-1 y dispuso de una pena máxima en el minuto 87 para haber ampliado su goleada. Paul Galdon asumió el lanzamiento y se topó con el portero.
Pero la cosa no acabó ahí, ya que en la jugada siguiente el colegiado volvió a señalar un penalti a favor del Heracles. Galdon no quería tirarlo y ya había nuevo lanzador, pero sus compañeros le obligaron a repetir para sacarse la espinita.
Sin embargo, no era el día del delantero, que estampó el remate en el larguero para desesperación del compañero que había querido lanzar el penalti. Al menos, su equipo tenía el partido sentenciado.