No hay nadie a lo largo y ancho del planeta fútbol que hable mal de Santi Cazorla. Un tipo cordial, amable, sonriente, al que sólo le gusta hablar de fútbol. El chico que nunca dejó de lado sus raíces por muchos éxitos que se agolparan a su puerta. El chico para todo de la Selección Española más portentosa tiene un nuevo frente abierto.
En este caso, el noveno. Porque ya son nueve las veces que Cazorla ha acudido al quirófano para intentar olvidar un pie derecho que le trae por el camino de la amargura desde finales de 2013. Centímetros perdidos de tendón, gangrena en el talón. Nada ha podido evitar que el asturiano se levante cada día con la firme convicción de volver al verde.
De Villarreal a Huelva, pasando por Málaga y acabando en Londres. Cazorla no fue jugador satélite. Allí donde llegó, este fino ambidiestro sentó cátedra. Lo saben en el Recreativo, donde fue el mayor baluarte de la mejor temporada del Decano del fútbol español en Primera.
De vuelta en Villarreal, 'Crackzorla' dejó su impronta a lo largo de cuatro temporadas maravillosas. De izquierda a derecha, apareciendo como cuchillo en mantequilla por el centro. Goleando, driblando, asistiendo. Los grandes tocaron a su puerta, pero fue el ostentoso Málaga de Al-Thani el que se lo llevó.
Dicen los más entendidos que en la Costa del Sol brindó el mejor fútbol que jamás llevó en sus botas, pero todo fue tan efímero como inolvidable. Los 20 millones de euros invertidos por él se antojaron cortos hasta que el club estalló económicamente. Muchos se fueron, entre ellos Cazorla.
Y hasta Londres se fue el asturiano, ya con dos Eurocopas en el bolsillo y siempre con la sonrisa por delante. Donde otros se aturullan y pierden la magia, en el país de la lluvia constante, Cazorla se convirtió en líder. En el campo y fuera de él. La afición siempre le aclamó y, a pesar de la falta de títulos, el chico habituado a regalar golazos se sintió como en casa.
Es ahí donde quiere volver, aunque posiblemente cualquier recinto con dos porterías y un balón le sirva al bueno de Cazorla. Son 33 los años que cumplirá en unos días, nueve las operaciones a sus espaldas. Pero aquel Cazorla que un día dejó su Asturias natal todavía siente que tiene fútbol para dar.