Robert Lewandowski provocó un penalti muy justito. Más que justito, para ser más exacto. Y se cumplió la norma de que penalti que (para muchos) no es, no acaba en gol. Guillermo Ochoa detuvo la pena máxima y conservó un empate que se dejó ver casi desde antes del pitido inicial. México tuvo más intención que Polonia, pero fueron los europeos los que más cerca estuvieron de romper la 'X', un signo que le devuelve parte de la sonrisa a Argentina tras su traspiés ante Arabia Saudí.
El 'Tri' ya había demostrado en torneos anteriores que edificaba sus opciones sobre la defensa. Y los polacos tampoco son una fiesta ofensiva, por lo que la sequía de goles y la especulación se podían oler para este encuentro. Pese a esto, es de justicia reconocer que los del Tata Martino tuvieron más balón y una posición más adelantada ante un rival ordenado, conformista y paciente.
Casi todas las esperanzas de Polonia estaban centradas en un Lewandowski que no tuvo su día. Estuvo desaparecido, algo que no se le puede achacar a él y sí al juego ramplón de los suyos, y el fallo del penalti terminó de oscurecer su encuentro. Sí dejó algún control y oxigenación de jugadas de mérito, así como un remate que desvió un defensa a córner en los primeros compases. Pero no pasó de ahí.
Gallardo y Alexis Vega, por la banda izquierda, fueron de los más activos en la Selección Mexicana, un combinado que tampoco logró darle mucho trabajo a Szczesny. Y casi todo fue cosa del de Chivas, quien tuvo un remate nada sencillo que no pudo transformar en gol en el 5' en el segundo palo. Y suya fue también la mejor del primer tiempo, con un cabezazo en parábola que se fue, por muy poco, por el palo izquierdo de la meta polaca. En el 44', enganchó un zurdazo de primeras en el área que repelió un defensa polaco antes de que un centro-chut de Jorge Sánchez que sí complicó a Szczesny terminase con una primera parte tediosa y aburrida.
Pena máxima justa (y nunca mejor dicho)
En el segundo tiempo, el penalti centró toda la atención. Fue, como decíamos, una pena máxima muy justita. Pero que ese balón no entrase, en parte, también fue una enorme pena para Polonia, pero, a la vez, hacía justicia. No siempre gana el que más lo intenta, pero no merecía el máximo castigo de la derrota el combinado de Martino.
La acción del partido llegó en el 58'. Lewandowski recibió algo forzado en el área y cayó, tras forcejear con Héctor Moreno, cuando Ochoa llegaba a despejar el balón. El central le agarró de la camiseta mientras el '9' le empujaba. De hecho, terminó por tirarle al suelo. Pero el australiano Chris Beath, tras verlo en el monitor, decidió que era más falta del zaguero que del delantero.
México se encomendó a un Ochoa que ya se sabe la lección de memoria. Se venció a su izquierda y abajo, a donde fue el tiro de un Lewandowski que se quedaba sin estrenarse en un Mundial. El rechace tampoco lo pudo aprovechar una Selección Polaca que devolvió así la respiración a la numerosa afición azteca.
La jugada agitó el partido e hizo mejorar, al menos para el espectador neutral, la recta final del mismo. México adelantó líneas y tuvo sus ocasiones, aunque no muchas demasiado claras, para llevarse la victoria. Sí lo fue la que salvó Szczesny en el 64'. Henry Martin, de cabeza, desvió un lanzamiento lejano de Édson Álvarez y el portero de la Juventus respondió con un despeje lleno de reflejos.
Vega siguió probando suerte con un derechazo que se le marchó alto mientras Polonia, deprimida aún por el error de Lewandowski, no salía de su campo. Sin embargo, tuvo dos opciones en la recta final con un remate forzado de Krychowiak y un zarpazo lejano del propio centrocampista que no se fue muy lejos de la escuadra.
México acabó volcada, aunque sin desesperarse, en campo contrario, si bien no logró desnivelar un 0-0 que deja el grupo mucho más interesante de lo que se podía intuir antes del Argentina-Arabia Saudí que abría la jornada.