"En México se volvió muy pesado. No podía salir de mi casa, ir de compras, salir a caminar por la ciudad, ir al restaurante, ya no era posible. Me sentía constantemente vigilado, vivía en libertad condicional y ya no tenía vida privada", espetó Ochoa.
El famoso guardameta mexicano detalló así la etapa en la que tenía su residencia en el país azteca. Ahora, asentado en Bélgica, la vida de Ochoa es mucho más tranquila y fácil.
Por ello, los mexicanos tendrán que esperar para ver un día a Ochoa regresar.