Se acaban los calificativos para definir a uno de los mejores futbolistas del planeta. Mbappé, que está más cerca de Madrid que de seguir en París, está firmando unas actuaciones memorables en lo que llevamos de temporada.
El francés va de abuso en abuso y no tiene ninguna intención de bajar el ritmo en lo que queda de curso. En el Parque de los Príncipes disfrutaron de nuevo de su gran estrella, aquella a la que admiran por encima de Messi y Neymar.
Tanto el argentino como el brasileño volvieron a ser juzgados por parte de su afición -recibieron muchos pitos en la previa- a diferencia de un Mbappé que fue ovacionado por toda la parroquia parisina.
Y es lógico porque es el único que ha dado la cara siempre en los partidos importantes. Es un reconocimiento a un futbolista que maravilló con un doblete y tres asistencias.
El primer servicio de Kylian llegó a los 12 minutos. El galo recibió de Messi lejos del área, metió un pase interior a Neymar y el brasileño, tras meterse hasta la cocina, batió con la derecha a Dreyer.
Fue bastante fácil para el PSG, que poco después anotó el segundo de la noche. Gueye recibió dentro del área y le regaló el tanto a Mbappé, que ante un rival soltó un latigazo y mandó el balón a guardar.
Kylian mostró una amplia sonrisa porque sabía que iba en la dirección correcta para firmar otra gran noche. Ese tanto le dio de por sí una mayor confianza porque no cesó en hacer daño por la izquierda.
El PSG se duerme, pero el 'showman' aparece
A pesar de contar con acercamientos peligrosos, el cuadro parisino se dejó el resto de goles para el segundo tiempo. Eso sí, antes de toda la locura con Mbappé, los de Pochettino se durmieron y le dieron vida a un rival que no había chutado a puerta todavía.
Al PSG le gusta eso de jugar con fuego y un pase atrás de Achraf se convirtió en una bomba de relojería. Marquinhos dejó pasar de forma incomprensible el balón, Donnarumma salió de su zona y Moffi lo aprovechó para recortar distancias en el marcador (2-1).
El Parque de los Príncipes reacconó de mala manera y empezó a pitar a diestro y siniestro. Había un gran malestar en la afición por ese error y Mbappé, no podía ser otro, se echó el equipo a la espalda para calmar los ánimos.
En el 67', Ahraf le comió la tostada a un rival, el balón fue para Kylian y este, con mucha sangre fría, se quitó a un rival de encima con un toque y cargó rápidamente la pierna derecha para hacer el 3-1. Tranquilidad máxima en París porque estaba el de siempre.
Y en pleno momento de felicidad, Ramos entró a escena. El sevillano, que llevaba dos meses y medio sin aparecer, saltó al campo y se llevó una sonora pitada. No solo fue ahí, también cada vez que tocaba el balón.
Poco después, el propio Mbappé, más bien un diablo, se llevó un balón medio cayéndose, llegó a línea de fondo y le regaló el gol a Messi. El argentino le pegó con la izquierda, rebotó el balón en larguero y fue para dentro.
El '7' estaba firmando un partido estratosférico y estaba buscando el 'hat trick' para completar su noche, pero lo que hizo fue dar la tercera a un compañero (la segunda a Neymar). 'Delicatessen' de Neymar en una baldosa -cañito a un rival- combinación con Mbappé y el brasileño batió con sutileza a Dreyer.
Punto y final a una noche estratosférica de Mbappé, un futbolista que volvió a dejar sin palabras a sus aficionados. Oh là là, Kylian.