Los sevillistas cayeron hace unas semanas en la Copa del Rey ante el Barcelona, lo que en principio está en los pronósticos, pero el 6-1 encajado en la vuelta de los cuartos en el Camp Nou tras el 2-0 favorable de la ida dejó un gran malestar entre los seguidores por la forma en la que se produjo.
En la Europa League, competición que ha ganado en cinco ocasiones y que le ha dado un gran prestigio a la entidad, superó al Lazio en los dieciseisavos pero el Slavia, rival que en principio tiene menos entidad que el italiano, lo ha superado en unos octavos en los que el conjunto checo ha metido seis goles, dos en Sevilla (2-2) y otros cuatro en Praga (4-3).
Esta última derrota, como la de la Copa en Barcelona, también ha hecho mucho daño en la autoestima del equipo, al llegar en el último minuto de la prórroga, cuando el 3-3 tenía a la formación española provisionalmente clasificada para cuartos.
Ahora solo queda LaLiga, en la que el equipo que estará entrenado por Caparrós también ha bajado muchos enteros desde que se inició 2019, pues a principios de año le discutía la segunda posición de la tabla al Atlético de Madrid y ahora es sexto clasificado, a cinco puntos del cuarto, el Getafe, y con uno solo de ventaja sobre equipos como el Valencia y el Betis.
Ese arranque de año ha cuestionado la labor de Pablo Machín, que debutaba este curso como sevillista y ello se agudizó hace dos semanas cuando perdió en el campo del colista, el Huesca (2-1), y también como sucedió en Praga en el último minuto.
El equipo hispalense respiró el pasado domingo después de endosarse un convincente 5-2 a la Real Sociedad en el Sánchez Pizjuán, lo que tranquilizó algo a los preocupados seguidores y envalentonó a los futbolistas para afrontar el encuentro de la capital checa.
La nueva decepción vuelve a dejar en entredicho a Machín, quien ya reconoció tras el partido de Praga que la misión ahora es la recuperación de moral de sus caídos jugadores.
Tampoco es baladí el hecho de que el Sevilla acumulara con el de este jueves 50 partidos oficiales en lo que va de temporada, después de que comenzara a competir el pasado 26 de julio en la primera de las tres previas que tuvo que superar del torneo continental.
Todo ello y la exigente prórroga que tuvo que sufrir ante el Slavia es un desgaste añadido para meterse de lleno en las once 'finales' que le quedan en LaLiga para cumplir con un objetivo reconocido en el club, que es estar entre los cuatro primeros de la clasificación para participar en la próxima edición de la Champions League.
La primera es el domingo a partir de las 16.15 horas en el campo del Espanyol, otro examen como visitante para el Sevilla, condición en la que los numeros sevillistas son muy pobres.
Después de salir de madrugada del Sinovo Stadium de Praga, el cuadro del Pizjuán inicia este viernes en horario vespertino el trabajo para jugar ante el conjunto barcelonés y el sábado tendrá una segunda y última sesión antes del viaje.
Caparrós tendrá poco tiempo para afrontar el partido y deberá hacer recuento de los jugadores que están en mejores condiciones para medirse con garantías un nuevo envite que, según como se dé, puede tranquilizar algo las aguas sevillistas o empeorarlas.