Respira el Oviedo. Tras empatar y caer derrotada en las dos últimas jornadas, al fin se llevó una victoria.
Los locales tenían claro el guion a seguir: había que aguantar. No querían riesgos. Eso sí, tampoco iban a rifar balones.
El Mirandés, por su parte, salió sin miedo a encarar, tratando de hacer daño con centros laterales. Podría decirse que el dominio fue alterno.
Pero entonces, una jugada lo cambió todo. Álvaro Peña metió el pie y derribó a Ibra Baldé. El VAR confirmó la impresión del árbitro: era penalti para el Oviedo.
Ortuño, desde los once metros, no falló. El Oviedo se ponía por encima en el marcador.
Así se fue el choque al descanso. En el segundo tiempo, se repitió más o menos lo ocurrido en la primera mitad. El Mirandés insistió una y otra vez.
Limones e Ibra se convirtieron en protagonistas sin quererlo. Ambos chocaron y tuvieron que ser cambiados.
A medida que pasaban los minutos, el Oviedo se encerró y el Mirandés terminó por desesperarse, pero no pudo cambiar el luminoso.
El árbitro alargó el partido ocho minutos y ahí hubo de todo. El Mirandés pidió penalti, el VAR lo revisó con el tiempo cumplido, pero dijo que no había nada.
Tres puntos que vienen muy bien al Oviedo, que lucha por seguir en Segunda el curso que viene. Sube a la 17ª plaza con 44 unidades, las mismas que el Málaga. El Mirandés, por su parte, baja al 11º puesto y ya son cuatro las jornadas consecutivas que enlaza sin conocer la victoria.