Al Barça le tocará de nuevo ponerse el mono de trabajo antes de comenzar lo verdaderamente importante. El conjunto azulgrana ha mirado a la cuenta bancaria a la hora de organizar los amistosos de pretemporada y recorrerá más de medio mundo con tal de satisfacer los múltiples acuerdos suscritos.
El club volverá a entrenarse el 14 de julio y ya el 20 volará a Japón, donde se enfrentará a Chelsea y Vissel Kobe. Por confirmar está un amistoso ante el Zenit en San Petersburgo el 1 de agosto, aunque casi con toda probabilidad se disputará.
La plantilla azulgrana volverá a casa para jugar el Trofeo Joan Gamper ante el Arsenal el 4 de agosto y, rápidamente, viajará a Estados Unidos para disputar un doble enfrentamiento, también ya confirmado, ante el Nápoles.
Una paliza no sólo física, sino también psicológica, para una plantilla que comenzará aún tocada tras el final de la pasada temporada, pero que tiene unos salarios muy altos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de planificar la pretemporada.
Otra campaña más, el Barça comenzará el curso cargado de kilómetros de vuelo, a los que tendrá que hacer frente durante la campaña para que su veterano núcleo duro no llegue muy cansado a la fase decisiva de la temporada.