La tanda de dieciseisavos de final de la FA Cup comenzó con un Manchester United-Middlesbrough que requirió de prórroga y penaltis para decidirse. Los 'red devils' cayeron en la fatídica tanda tras ocho lanzamientos por equipo. El último, pateado por Elanga a la grada, le costó la eliminación al United.
Desde el primer minuto quedó claro que el Manchester United iba a llevar la voz cantante. Con un once que metía miedo, los 'red devils' pusieron contra las cuerdas al 'Boro' nada más empezar el partido.
Así, en el 2', Jadon Sancho tuvo la primera clara, clarísima, una vaselina sobre el portero que se estrelló en el travesaño, y cuyo rechace no acertó a embocar a puerta vacía Bruno Fernandes.
Esos primeros minutos fueron un recital del United, ante el que el Middlesbrough no fue capaz de responder, ni siquiera apenas defenderse. Y en una de esas llegadas, un penalti de libro sobre Pogba que estaba llamado a ser el 1-0.
Sin embargo, contra todo pronóstico, Cristiano Ronaldo, un auténtico especialista desde el punto de penalti, marró la ocasión. Aunque Lumley le adivinó las intenciones, no hizo falta que detuviera el tiro, se le fue fuera al luso.
Aquello pasó factura a un Cristiano que había empezado enchufadísimo, con un remate de chilena incluido. Pero ese fallo le pasó demasiado y, como tantas otras veces, el portugués desconectó.
Jugó incluso con fuego el artillero luso con su pique con Lumley, quien le ganó cada mano a mano que tuvieron. Parecía que en cualquier momento haría una de sus chiquilladas cuando se le acaba la paciencia, pero no, aguantó.
Desapareció, sí, pero al menos no dejó a los suyos en inferioridad. Aunque claro, viendo el enfado con Rangnick la última vez que le sentó, cualquier volvía a sustituirle, y más tal y como se puso el partido...
Porque, a pesar de que Cristiano se apagó al fallar el penalti, el United continuó siendo un rodillo, y terminó marcando el 1-0 por medio de Jadon Sancho a los 25 minutos de partido.
El gol no calmó la voracidad de los 'red devils', pero el descanso llegó sin que el marcador se moviera más. El 'Boro' se fue al descanso sin haber puesto a prueba a Henderson, y agradeciendo no haber encajado más que un gol.
El dominio del United había sido total, y en la segunda parte siguió siéndolo, aunque la imagen del Middlesbrough mejoró, cosa que no era difícil tras el lamentable primer tiempo que había firmado.
No fue ya tan superior el cuadro local, pero las llegadas del 'Boro' seguían siendo puntuales, aisladas, esporádicas y casuales. Pero en una de ellas podía llegar el gol del empate, como así fue.
Ocurrió en el minuto 64, un tanto cargado de polémica porque el contragolpe acabó con un remate mordido de Watmore, quien había entrado tres minutos después, y que empujó a gol Crooks, y dicha asistencia involuntaria vino precedida de una posible mano que no sirvió para que se anulase el tanto, pese a las protestas de los 'red devils'.
Ese gol fue un revés para un United que había hecho méritos para marcar más de un gol esta noche, y que en un abrir y cerrar de ojos se encontró con Henderson teniendo que hacer un paradón notable y con este gol que echaba por tierra todo el buen trabajo hecho hasta entonces.
Aun así, los de Rangnick siguieron percutiendo, y volvieron a toparse con el palo, pues Cristiano forzó un error de Lumley, un mal pase que atrapó Bruno Fernandes y que el luso estrelló en la cepa del poste con toda la portería para él solo.
La recta final del tiempo reglamentario perdió intensidad, porque conforme pasaban los minutos el margen de error se reducía. Firmaron poco menos que un alto el fuego, el cual se mantuvo durante buena parte de la prórroga, ya que desde la ronda anterior, por culpa lo un calendario sin fechas libres, los tradicionales 'replays' pasaron a la historia.
El partido se fue a la prórroga, en la que tampoco es que ocurriera demasiado, porque el miedo al error se convirtió en pavor. Riesgos, los justos, y cada balón parado, sobre todo a favor del 'Boro', era celebrado como medio gol.
Hubo ocasiones, muy pocas, pero alguna de mucho peligro, como la que tuvo Connoly ante Henderson en el 115', que de haber sido gol sin duda habría matado el partido.
Pero no llegó, y el encuentro se fue a los penaltis. Once metros que valieron por un pase a octavos de final. Una tanda casi perfecta, inmaculada, de acierto tras acierto.
Se lanzaron 16, entraron 15. Solo uno se fue fuera, el de Elanga, el decimosexto y último, un tiro a la grada que dio el pase al 'Boro', un premio mayúsculo después de haber sufrido durante todo el partido el dominio de su rival.