Para todo jugador del FIFA, esta jugada no es nada fuera de lo común, pero, en la vida real, lo es. Corría el minuto 90 del duelo entre el Philadelphia II y el Hartford Athletic cuando Danny Barrera, sin quererlo ni beberlo, se sacó de la chistera un golazo inesperado.
Budler iba a sacar desde su área con la mano y él se puso delante para estorbarle. Lo típico en este tipo de jugadas es que el cancerbero encuentre huecos para mandarle la bola a un compañero, pero nada de eso: su contrincante supo amargarle el día a él y a su equipo.
Levantó el talón del pie en el momento y en el sitio precisos para tocar la pelota, que se elevó mucho. Cayó nada más y nada menos que directamente en el fondo de las mallas. Su trayectoria hizo imposible que el guardameta llegara a tiempo para evitar la catástrofe.
Tampoco arribó ningún defensa, ni Huckaby ni Brandan Craig, que hicieron un 'sprint' que no valió para nada. Y, para colmo, como era el minuto 90, el colegiado pitó el final del partido un minuto después, confirmando así que uno de los goles más aleatorios del año valió por una victoria.