Cuando el partido parecía de claro dominio azteca, Kévin Parsemain sacó su diestra a paser y silenció el Bank of America Stadium con una falta a la mismísima escuadra.
La falta, aunque peligrosa, no hacía prever la obra de arte que estábamos a punto de disfrutar a continuación. El delantero de Martinica le pegó con el alma y batió a Orozco con una parábola perfecta.
Para más inri, el esférico chocó con el larguero y golpeó estrepitosamente el césped. Era el 1-1 de partido y el segundo gol que le hacían a México tras tres partidos y once goles a favor.