Pase lo que pase, habrá final inédita en el fútbol femenino en los JJ.OO.

Las brasileñas, obligadas por honor y convicción a colgarse en casa la primera medalla olímpica de oro, ya obtuvieron la plata en Pekín 2008 y repitieron en Atenas 2004, mismas ediciones en las que Alemania sacó como botín las preseas de bronce. La misma medalla que rescató Canadá hace cuatro años en Londres.

Fue lo máximo que a lo que pudieron aspirar Brasil, Alemania y Canadá por culpa de la hegemonía el equipo de las Barras y las Estrellas y del momento excepcional que vivieron otros países como Noruega: bronce en Atlanta'96 y oro en Sydney 2000; o Japón, dueña de la plateada en Londres 2012.

La selección de Suecia ya tiene mucho que celebrar por haber superado sus límites ya que desde Atlanta'96 y a lo largo de esos veinte años que lleva el fútbol femenino en la agenda de los Juegos Olímpicos, fue solo hasta los de Río de Janeiro que pasó por primera vez a una semifinal.

Y no por ello podría considerarse una infiltrada en la fiesta de las cuatro mejores ya que en el camino dejó nada menos que a Estados Unidos, el último campeón olímpico, el país que ya ganó cuatro medallas de oro de las cinco que estuvieron en juego desde 1996 hasta 2012, y el que en Sydney 2000 se quedó con la plata.

Para la selección brasileña, sería un error relajarse por el hecho de haber goleado por 5-1 a la misma formación sueca en la segunda jornada de la fase de grupos.

Suecia es la casa de la capitana Marta Vieira da Silva, por cinco veces seguidas la mejor jugadora del mundo, pues la mayor parte de su carrera a vivido allí y en la actualidad milita en el Tyresö FF de Damallsvenskan.

Ello no la conmovió a la hora de enfrentar a muchas de sus colegas de Liga y endosar a la selección un par de goles en aquella paliza que resultó exagerada para la calidad del adversario.

Las brasileñas y su técnico Vadao no deben estar muy eufóricos a horas de chocar en Río de Janeiro con las Blagult ya que tras el comienzo trepidante en el torneo, con una goleada de 3-0 a China, no pudieron marcar en la última jornada de la fase de grupos ni en el partido de cuartos de final contra Australia.

Es cierto que tampoco recibieron goles pero puede pasar factura el brutal desgaste psicológico que resultó imponerse ante sus hinchas en una tanda reñida tanda de penaltis que requirió 16 lanzamientos.

Además, si Brasil tiene en la cancha a Marta, Suecia tiene en el banquillo a Pia Sundhage, la estratega que llevó a Estados Unidos a la conquista de dos medallas de oro olímpicas y que a las chicas de su país las puso en la final de la última Eurocopa disputada.

"No tenemos una estrella, tenemos un equipo", ha manifestado Sundhage tras obtener la clasificación a las semifinales a expensas del equipo de las Barras y las Estrellas, de cuyas tantas jugadoras fue su entrenadora.

"No soy una gran aficionada a la historia. Podemos hablar de la historia más adelante. Ahora mismo voy a quedarme más con la táctica", anunció la entrenadora sueca de 56 años al insinuar que el partido de este martes en el estadio Maracaná también será planteado como un juego de ajedrez que requerirá paciencia, mucha atención e inteligencia.

Canadá, el equipo sensación en el torneo, el único que ha ganado todos los cuatro partidos que han debido jugar las selecciones supervivientes, ya se dio el gusto de vencer a su próximo rival en la fase de grupos por 2-1. Y hay un detalle que no es menos importante: lo hizo en la última jornada sin todo el equipo titular.

Ese día John Herdman, técnico de las Canucks, dejó en el banquillo a sus estrellas Kadeisha Buchanan, Christine Sinclair y Janine Beckie, que mañana encabezarán el once titular en el estadio Mineirao, de Belo Horizonte.

Una victoria, un empate y la derrota contra las canadienses fue el saldo que arrojó la selección alemana para llegar a cuartos de final. Y un golazo de Melanie Behringer a China fue todo lo que necesitó para avanzar a las semifinales.

A simple vista el balance no impresiona si se compara con el fútbol vertical y pirotécnico de Canadá, pero las germanas tienen a Behringer como la máxima goleadora y una estructura táctica que hace a sus jugadoras expertas en sufrir, aguantar la presión y sorprender al rival.