Un cabezazo a la red de Paulino y un paradón de Dani Martín: un goleador y un portero, como mandan los canones del fútbol. Estos han sido los primeros renglones del Málaga en este 2022 que felizmente han acabado con sonrisa. La fortuna, o el destino, han querido que esas primeras líneas no fueran torcidas pese a que se mascaba la tragedia hasta que el santanderino empujó casi sobre la línea un córner botado por Ramón en el 80’. En un pésimo encuentro, en una puesta en escena decepcionante y por momentos frustrante, el Málaga sólo fue mejor que el colista Alcorcón en dos acciones en las áreas. Las dos determinantes y las dos válidas para conseguir los tres primeros puntos del curso lejos de La Rosaleda.
Hay quien pensará que ganó el Málaga porque el conjunto alfarero tiene la negra, esa mala aura que acompaña a los equipos que caminan directos al abismo. Puede ser, pero también ya tocaba por todas las veces que cayó cruz, que no han sido pocas este curso. Y aunque el conjunto de José Alberto no hizo méritos para ganar, la historia en este equipo también nos dice que no siempre ha ganado cuando más lo ha merecido.
Asi que Paulino, que volvió de la enfermería, atinó en el único remate malaguista entre los tres palos. Y Dani Martín, tan discutido como lleva toda temporada, hizo el paradón de la jornada poco antes de enfilar el camino de vuelta a casa en una estirada digna de elogio. Esta es la primera lección malaguista del año: cuanto peor, mejor. Es decir, cuando algo va rematadamente mal en este Málaga tiene más opciones de ganar.
No debe ser una victoria para sacar pecho ni para mostrar músculo, pero sí para recuperar confianza después de cuatro partidos ligueros sin conocer el triunfo. Porque si de algo adolece el conjunto malaguista en las últimas jornadas es de cariño y de creer en sus posibilidades. Está el equipo romo, coaccionado y frustrado. Y eso se nota en su juego, falto de chispa y de atrevimiento. El miedo acongoja. Y las derrotas pesan.
Por eso ganar es importante para cambiar el paso y para recuperar confianza. El Málaga vuelve a mirar para arriba, aplaca las aguas esta semana y espera recuperar efectivos en los próximos días, además de aguardar la llegada de los Reyes Magos en forma de fichajes.
Porque entre lesiones, sanciones, COVID y demás circunstancias, el Málaga se presentó en Santo Domingo con varios de los menos habituales en su once, como Ismael Casas -encomiable y casi perfecto su partido-, Ramón o Chavarría, que acabó jugando los noventa minutos y sumando horas de vuelo camino a su recuperación.
Mal partido
Del partido, poco que destacar. Porque ambos equipos jugaron a buscar el error del rival. Y así es muy complicado. Expusieron muy poco fútbol, casi nada. Y en los primeros 45 minutos, sólo un par de remates desviado de los locales llevaron algo de chispa. Antoñín, desde la frontal antes del descanso, mandó un tiro cruzado a la grada.
En la reanudación, más de lo mismo. Pero el cansancio comenzaba a dejar imprecisiones. A punto estuvo Jairo de sorprender en un mano a mano forzado que despejó Dani Jiménez en la frontal (50’). La entrada de Kevin e Ismael Gutiérrez no terminó de cambiar el paso del partido, como buscaba José Alberto. Pero el gol llegó casi cuando ya nadie apostaba por ello. Un córner que sacó Ramón, la intentó despejar un zaguero local pero la peinó hacia atrás, donde llegó Paulino en el segundo palo para rematar casi en línea de gol (80’).
A partir de ahí, reaccionó el equipo madrileño. Un par de acciones de Marc Gual pero sobre todo un paradón de Dani Martín a cabezazo de Lucho Vega en un córner. Un acción tan memorable como el gol de Paulino. Una estirada que valen tres puntos y un poso de tranquilidad. Ahora, a por el Sporting de Gijón.