"Pocas semanas después de ser destituido, me marché a Dubái y una noche tuve mucho miedo porque pensaba que había sufrido un ataque al corazón, pensaba que iba a morir. Mi cuerpo estaba reaccionando al hecho de que ya no tenía la presión del trabajo", aseguró Rodgers.
El actual técnico del Celtic de Glasgow aún tiene el recuerdo fresco de aquel suceso: "Mi pecho iba dentro y fuera, se contraía y temblaba. Me llevaron a un hospital e hicieron un buen trabajo, pero esto me hizo pensar en cómo gestionar y regular esta presión".
Afortunadamente, Rodgers salió airoso de aquello y pudo continuar su carrera en los banquillos. Aunque nadie podrá arrebatar de su mente aquel día que pensó perder la vida en Dubái.